Para decir feliz día a cada trabajador, el esfuerzo tiene que volver a ser garantía de progreso en nuestro país

Por Daniela Nipoti*

No alcanza. Hace 15 días el INDEC informó que la inflación de marzo había sido del 7,7%. A partir de ese momento se desató una corrida cambiaria que se estima que impactará fuerte en los precios al consumidor. Mientras las estadísticas públicas reflejan que el nivel de empleo crece, el poder adquisitivo de los trabajadores no para de caer. “Por primera vez trabajadores en relación de dependencia, pobres“, dijo Cristina Fernández en su clase magistral en La Plata.

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Esta merma real en la capacidad de compra de todos los argentinos genera un deterioro en la calidad de vida. Sin embargo, este deterioro es más profundo que eso que la matemática nos cuenta. La degradación profunda de las instituciones que organizan la vida en sociedad, la precarización de los servicios que los estados nacionales, provinciales y municipales deben garantizar hacen que vivir en este país sea una hazaña.

Todo roto. La semana pasada en el conurbano bonaerense, un sector del gremio SUTEBA llamó a un paro docente de 48 hs. Esto se da en un contexto donde, según la Secretaría de Evaluación del Ministerio de Educación de la Nación, 7 de cada 10 niños y niñas no comprenden lo que leen. Y donde la misma proporción de ellos, según el INDEC, es pobre. El Ente Nacional Regulador de la Electricidad informó este fin de semana que, a pesar de que el calor pasó, un total de 121.938 usuarios permanecían sin suministro en el área de concesión de Edesur. Por esta razón la semana pasada la autopista Ricchieri estuvo cortada por más de 20 horas consecutivas.

Los argentinos pagamos muchas veces por servicios que no recibimos. Pagamos tributos nacionales, provinciales y municipales en concepto de salud. Y a su vez pagamos en un consultorio para hacerle el apto médico a los chicos, pagamos el transporte para irnos a otra ciudad a hacer horas de cola con la esperanza de que nos atiendan a pesar de residir en otro lugar, pagamos coberturas privadas. Lo mismo con el resto de los servicios. Llegar a lugares en hora, dejar a los chicos en una escuela que funciona, salir a trabajar y no ser víctimas de delitos, ir a un hospital público y recibir atención digna y adecuada, son cuestiones tan difíciles como mantener a una familia con el sueldo de un trabajo formal.

El esfuerzo puede y debe volver a ser garantía de progreso en nuestro país. Para eso, es imperioso que la administración pública trabaje de forma sostenible y responsable. Falta muy poco para las próximas elecciones, cada vez son más los candidatos que lanzan propuestas inviables, como la dolarización, o que vienen a solucionar problemas que no existen, como los vouchers para las universidades. Qué importante seguir trabajando para hacer más grandes y más profundas las plataformas centradas en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, escuchar a la sociedad y apertura al debate constructivo para lograr consenso en los temas prioritarios.

* Daniela Nipoti – Concejal San Fernando