La protección del empleo femenino en tiempos de cuarentena

En estos tiempos de incertidumbre, las mujeres trabajadoras están más solas que hace años atrás, urge el diseño de acciones que motiven al empleo femenino de corto y mediano plazo.

En el siglo XX surgió el ingreso al mercado laboral de producción de bienes y servicios, llevado adelante en la Segunda Guerra Mundial para fortalecer su compromiso e incentivar la productividad en tiempos complejos, la inserción de las mujeres en el ámbito laboral, lleva muchísimos años en el mundo.

brickel

Hoy, en tiempos de pandemia del Covid-19, de aislamiento social, de teletrabajo para algunas, y de aprendizaje a distancia para muchos, y de muchas actividades cotidianas de cuidado, cabe preguntarse si las mujeres podrán decir al final de esto “pudimos lograrlo”.

Para el 2018 se calculaba que las mujeres conformaban el 45% de las mujeres no obtenían trabajo estable en este grupo, casi un 30% eran empleadoras o empleadas en el sector público y privado; y solo el 32,7% tenía estudios superiores. Estas reflexiones están pensadas sobre este sector que podríamos llamar las “privilegiadas” dentro del precario aparato laboral Argentino. 

Es muy probable que, en estos días de cuarentena, aquellas cuyos trabajos no están vinculados a las actividades priorizadas durante la cuarentena estén cubriendo de manera parcial las actividades de la economía de la producción y de la economía del cuidado. Teletrabajo, cuidado de menores y mayores, confección de alimentos, acompañamiento escolar son partes de las tareas actuales, etc.

Tomemos en cuenta que, en tiempos normales, las estadísticas disponibles sobre uso del tiempo señalaban que las mujeres ocupan más del doble de horas que los hombres en actividades domésticas no remuneradas y casi el triple en la preparación de alimentos; y un cuarto menos de “tiempo libre” para la realización de otras actividades. Hoy, esas horas adicionales coinciden inevitablemente con el horario de oficina. 

Una vez pasada la emergencia, es probable que haya despidos, suspensiones, reducción de personal, de salarios o de jornadas. A eso se suma que muchas enfrentarán problemas de salud producto de esta cuarentena, no podrán volver a la vida tal como se conoció en mucho tiempo (eso incluye el funcionamiento de colegios) y es muy probable, además, que por un tiempo las cuarentenas producto del Covid-19 sean crónicas. 

¿Cómo harán las mujeres para mantenerse en un mercado laboral, de por sí muy competitivo, sin conciliaciones trabajo-casa y con cuidado 24×7?

Históricamente, la escuela y las guarderías, jardines maternales, han sido las instituciones que permitieron a las mujeres salir al mercado de trabajo.

En tiempos de pandemia, con escuelas y guarderías cerradas, las mujeres trabajadoras están más solas que hace 50 años atrás.

No se trata de regresar en el tiempo sino de pensar en políticas que protejan sus derechos.

Necesitamos de acciones que alienten la preservación del empleo femenino de corto y mediano plazo.

En el corto plazo, podemos instrumentar políticas que prioricen el mantenimiento de los puestos de trabajo y cobro de salarios.

En mediano plazo, generar incentivos para el procesos solicitar personal, aportar una baja de aportes patronales para hacer atractiva su contratación, facilitar a través home office herramientas que permitan alivianar su carga horaria.

En paralelo, acelerar los procesos judiciales pendientes en temas de alimentos, el no hacerlo es condenar a las mujeres a quedarse fuera del ámbito laboral que tanto esfuerzo ha tomado por generaciones y perder en forma parcial un capital humano fundamental en la reconstrucción de todo lo que está por venir. Existen miles de jefas de hogar con trabajo independiente o incluso informal, quienes tienen, la necesidad de proyectos productivos individuales.

Asimismo, será importante que, en las consideraciones para la reactivación, se tome en cuenta el impacto de las medidas en el trabajo del hogar y cuidado de menores y mayores sea remunerado, es también un peligro para las débiles economías que tienen los hogares de las mujeres que se dedican a estas actividades.

Ergo, no queremos a la mujer que antes se limitaba a las tareas domésticas en condiciones de semiesclavitud, sino al contrario, pensar en serio políticas de conciliación trabajo-casa que protejan derechos y una vida digna para todos y todas, con equidad.

La historia argentina, debe de tener una política pública que haga foco en el cuidado y la protección de los derechos de la mujer, que hoy está aún por escribirse y esta puede ser una oportunidad para volvernos más equitativos.

Por Nicolas Vega – Referente Eva Perón Inmortal Tigre