En la tierra como en el cielo, hasta la victoria siempre, compañero

“Más vale morir joven habiendo hecho algo por Cristo y el Evangelio, que morir viejo sin haber hecho nada.” Carlos de Dios Murias ( Sacerdote secuestrado y asesinado por la dictadura militar)

El Padre Antonio Puigjané, optó por la misma senda que Carlos, que Angelelli, Múgica y Romero, la opción por los pobres y la devoción por el hombre terrenal, por los que están privados de los derechos más elementales. Y por los que luchan y no se resignan por conseguirlos.

Cómo alguna vez le dijo un milico en una de las tantas represiones que tuvo que soportar en vida ” Sería más facíl padre que usted vele  por las almas y yo por los cuerpos”
Pero Antonio entendía que el verdadero legado del Evangelio, era con los que están pisando tierra y barro. 
Por eso cuando decidió en Mar del Plata ir a vivir a una Villa y transitar las mismas penurias que sus habitantes, fue expulsado por los supuestos interlocutores del creador.
 En la Rioja bancaba con el pelado Angelelli las primeras manifestaciones del fascismo que le fue abriendo la puerta al genocidio. 
En la villa Itati era venerado por los condenados y expulsados de la tierra que contemplaron su entrega incondicional con el barrio
Los que tuvimos el placer de conocerlo,  podemos recordarlo dulce, divertido, respetuoso y amable con los otros. Y alguna vez también lo vimos ofuscado con las compañeras que intentaban ponerle vitina a la sopa (única infusión  que aceptaba en la huelga de hambre que propició con el sacerdote Miguel D’Escoto en Managua, por la intervención norteamericana y el bloqueo contra ese pueblo) para que no se debilitara en esa cruzada contra el imperio. 
Ese que se entregó a la no-justicia terrenal y que estuvo diez años preso. 
Ese que no coincidia con nosotros en cuanto a la creación del orbe y de la vida en la tierra.
Pero compartía la salida y la entrega por cambiar el orden de dominación entre explotadores y explotados. 
Ese que hoy se fue, luchó  toda su vida por lo que creyó. Y era compañero de un Jesús libertario que brego hasta el último padre nuestro, por la felicidad de su pueblo. 
En otro ocasión cuando estaban a punto de matarlo, los mismos que desaparecieron a su padre. Les dijo a los verdugos que amenazaban en que si seguía yendo a la ronda de las madres iban a pasarlo a mejor vida
“Háganlo si quieren, mi vida no termina acá. Seguiré yendo a las rondas, ya saben donde encontrarme” 
Ese, fue un verdadero servidor del Supremo. 
Pero mucho más servidor de sus hijos.
Hasta la victoria siempre.
Por Negro Nelson (Movimiento Participación Popular)

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