Todos tenemos en nuestros mejores recuerdos el paso por la escuela y con ello el de alguna de las seños que nos acompañaron en jardín, primaria o algún profesor o profesora de la secundaria.
Cuando crecemos extrañamos muchísimo esa parte de nuestra vida, pero el tiempo, siempre sabio, nos vuelve a abrir las puertas de ese mundo mágico y hermoso cuando volvemos a la escuela acompañando a nuestros hijos.
Como ven, la escuela siempre se relaciona con nuestra vida de una manera muy especial, nos da los conocimientos y nos prepara para salir al mundo y enfrentar los desafíos que nos esperan.
Pero la escuela no es solo un edificio, la escuela son los estudiantes, las auxiliares, las madres y padres pero sobre todas las cosas los y las docentes. Es imposible pensar en una escuela sin maestros, sin esas personas que enseñan, contienen, escuchan, ayudan, acompañan, son un todo en nuestras vidas.
Quién no recuerda el nombre de alguna de las seños de primaria? en mi caso en particular recuerdo muy gratamente a mi seño “MIRIAM” de cuarto grado, siempre atenta y divertida, comprensiva pero firme, en fin una SEÑO con todas las letras que después de muchos años pude encontrarme con ella en un acto de la escuela primaria 4 de Vicente López, cruzamos miradas como tratando de reconocernos y en ese momento las lágrimas no dejaron de brotar, esa alegría inmensa de poder reencontrarnos tanto tiempo después, yo ya no era ese chiquito de cuarto grado pero ella seguía siendo la SEÑO, esa persona que con su presencia imponía un respeto increíble y esa sensación de abrigo que solo las maestras tienen. Aun recuerdo ese abrazo que nos dimos en el salón de actos. Un abrazo, que en estos tiempos de pandemia, siento muchísimo más que en aquel entonces.
En este nuevo esquema que nos pone la situación actual mundial, nuevamente los docentes tomaron la posta. En muy pocas semanas adoptaron los métodos de enseñanza a la virtualidad, tarea enorme pero, como siempre, llevada a cabo por esas personas que hacen más de lo que deben por los estudiantes. Hoy esa pasión, ese fuego sagrado que solo tienen los docentes se hace visible y más tangible que nunca.
También esta pandemia afianza esa relación entre los maestros y los padres en la enseñanza, ese combo increible que sucede cuando ese equipo trabaja en conjunto por un solo objetivo, la educación de nuestros hijos.
Sin dudas este nuevo contexto hace que los docentes trabajen más horas, que hayan tenido que adaptar su planificación a un entorno muy diferente pero que, sin embargo, lo supieron llevar adelante. ¿Se pusieron a pensar que este año los estudiantes solo estuvieron en las aulas una semana o dos con sus docentes? ¿Se imaginaron alguna vez que se dictaran clases estando en casa? ninguno de nosotros se imaginó este escenario. Nos queda pensar cuando se pueda volver a las aulas, quienes estén esperando a nuestros hijos ahí, firmes, emocionados, van a ser los docentes, con la expectativa del regreso, prestando atención a cosas nuevas y sin dudas, alegres y decididos a seguir adelante por cada una de esas personitas que ansían poder volver a estar sentados en los bancos con sus compañeros.
Hoy los docentes están metidos en nuestras casas y atendiendo las propias, como no agradecerles y reconocerles este esfuerzo titánico que están haciendo? no se trata simplemente de teletrabajo, se trata de un refuerzo de ese compromiso que siempre han demostrado.
Sin dudas es una profesión pero sobre todas las cosas una vocación
impresionante. Esta vez el escenario del salón de actos va a estar vacío, esta
vez será diferente, pero sepan que vamos a estar esperando ese momento para
volver a verlos, las aulas los esperan y nuestros hijos también.
El tiempo pasa, la pandemia va a pasar, pero nunca vamos a dejar de felicitarlos, de agradecerles, de extrañarlos, de aplaudirlos, nunca vamos a dejar de decirles “gloria y loor, honra sin par” FELIZ DIA MAESTROS!!!!!!!
Por Jose Jaime – Subsecretario de Políticas Educativas – Municipio de Vicente Lopez
