Por Humberto Tumini y Oscar Hurtado*
En la Argentina por cuarta vez en los últimos 50 años los sectores de poder intentan imponer un modelo de país acorde, en lo fundamental, a sus intereses. Primero fue con la Dictadura militar, luego con Carlos Menem, mas tarde con Macri y ahora con Milei. Con los tres primeros fracasaron, ¿podrán tener éxito ahora?
El proyecto, que corresponde por sus características denominar neoliberal, en lo esencial y salvando las realidades concretas en que fue implementado en cada oportunidad, apunta fundamentalmente a una reorganización de la economía. Generando un proceso de concentración económica y de los ingresos en favor de la los grandes bancos y empresas, internacionales y nacionales, y de los sectores pudientes de la sociedad. Sobre la base del conocido argumento de que “hay que llenar la copa de los ricos, para que luego esta drene hacia el resto de la sociedad”.
La reestructuración de la economía apunta aquí, en concreto, a lograr algo mas o menos parecido, y añorado, a lo que hicieron los oligarcas en el siglo 19; de allí las alabanzas a Roca y la generación del ’80. Es decir, abandonar la estrategia de país industrial que tuvimos desde 1946 en adelante salvo algunas excepciones, con el argumento de que en el mundo de hoy no se puede competir y que mantener protegida a nuestra industria solo tiene la consecuencia de mayores gastos del Estado y precios elevados para nuestros productos. Por lo tanto, que hay que abrir la economía a la competencia mundial y que sobrevivan solo aquellos que por cuya productividad y algunas ventajas comparativas puedan hacerlo. Esa estrategia fue la que mató la posibilidad de contar con industrias propias allá en el siglo 19 y principios del 20, imposibilitadas de existir por las importaciones inglesas mucho mejores y mas baratas que lo que se podía producir aquí. Pagamos luego las consecuencias.
Pero para ello, no tener industria e importar lo que se consume, hace falta tener mucha capacidad exportadora, como teníamos hace mas de 100 años con los granos y la carne, en un país además con solo cuatro o cinco millones de habitantes. Por eso estos nuevos modelos neoliberales ponen el énfasis en la capacidad exportadora de productos primarios. También en desarrollar, en el ámbito privado, por cierto, los servicios: finanzas, comercio, turismo, conocimiento, seguridad, salud, educación, etc, como parte de la generación de empleo.
Por supuesto, cabe agregar el tener un fuerte vínculo con el imperio dominante en el capitalismo mundial en cada momento para ser, de distintas formas, ayudado cuando haga falta por este. Claro está, a cambio de todo tipo de concesiones, antes a los ingleses, ahora a los yanquis.
De todos modos, ir hacia ese nuevo modelo de país, desmantelando el anterior, significa avanzar sobre los derechos, conquistas e ingresos de diversos sectores para beneficiar a otros: a los grandes bancos y empresas y a los ricos en este caso. Lo cual nunca es fácil ni rápido, requiere fuerza política, oposición débil, control social, determinados fundamentos económicos como la capacidad exportadora y distintos niveles de represión; todo durante un período mas o menos prolongado de tiempo.
EL FRACASO DE LOS INTENTOS ANTERIORES EN NUESTRO PAÍS
-Los militares en 1976, con cierto consenso ciudadano, argumentando que venían a poner fin a la violencia que azotaba el país, entraron a sangre y fuego a imponernos este nuevo modelo de país con un renombrado oligarca al mando de la economía: Martínez de Hoz. Mientras bajaban los ingresos de las mayorías populares, abrían la economía destruyendo sectores industriales y subiendo el desempleo, desregulaban actividades para favorecer la concentración económica, achicaban los gastos del Estado para incrementar los ingresos del poder económico y cercenaban conquistas y derechos por doquier, lograron mantener la paz social a través de la represión y del miedo. Pudieron hacerlo durante varios años, sin embargo, el modelo económico comenzó a hacer agua allá por 1980 hasta que un año después terminó en un fracaso rotundo. Se reactivó la protesta social y los cuestionamientos políticos, fueron a Malvinas para estirar la cosa, los derrotaron y se acabó todo.
¿Qué sucedió, teniendo tanto poder político como el que tenían los militares? Que las exportaciones del país siguieron siendo fundamentalmente las agrarias. Solo con ellas no se podía sostener un modelo económico abierto a todo tipo de importaciones con un dólar subvaluado que lo facilitaba. Se tuvieron que endeudar primero y luego ya no pudieron hacerse cargo de dicha deuda porque el sector externo no proveía de los dólares necesarios. Sobrevino la crisis.
-A finales de los ochenta, vino Menem, con el mismo modelo neoliberal. Contó, luego de unos remesones económicos iniciales por conflictos dentro de los sectores de poder, no solo con el apoyo de estos, sino, además, con el control del Partido Justicialista, de la CGT, de las Cámaras en el Congreso y de la mayoría de los gobernadores; y al frente una oposición política débil. Tuvo también el apoyo de los EEUU que con el Plan Brady le alivió la deuda externa bajándole los intereses y estirando los plazos de pago. Y, además, un contexto internacional favorable por la abundancia de petrodólares que andaban a la búsqueda de buenos negocios; lo que les facilitó obtener ingentes recursos en préstamos y en pagos por la venta de las empresas del Estado.
Todo ese conjunto de elementos favorables les permitió abrir la economía e ir subvaluando el dólar, favorecer las inversiones extranjeras, hacer reformas laborales en beneficio de las empresas, privatizar incluso las jubilaciones, impulsar la concentración productiva y de ingresos, disimular transitoriamente con trabajo informal el desempleo creciente, como también el impacto cada vez mayor sobre la industria nacional.
Cuando se vino la crisis de deuda en México, conocida como la del “Tequila”, el modelo de país menemista tambaleó primero y fracasó después. Dejando un Estado débil, una producción nacional muy deteriorada, un mar de desocupados y nuevos pobres, y una muy mayor deuda externa. Con De la Rúa, que no tuvo mejor idea de darle continuidad a la Convertibilidad, se derrumbó.
¿Qué fue lo que sucedió con este segundo intento neoliberal de reformular el país? Al igual que con el anterior, el de la Dictadura, no se incrementaron las exportaciones, que, además, siguieron siendo muy mayoritariamente agrícolas sin que hubieran llegado aún los chinos y la soja. Con poca capacidad exportadora y apertura externa, sumado a una deuda creciente, no tenían salida.
-El tercer intento fue con Macri en el 2015. Mas breve. Llegó con menos fuerza política (ganó por dos puntos el ballotage presidencial), tenía al peronismo y a la CGT al frente con fuerza, a los que se le sumaban organizaciones sociales extendidas en el territorio. En ese contexto se decidió entonces por el “gradualismo”; es decir, con avanzar en la nueva versión del modelo neoliberal concentrador y agresivo para con las mayorías populares, mas lentamente.
Esto le permitió mantener apoyo político y ganar las elecciones de medio término del 2017, aun cuando ya iba paulatinamente abriendo la economía, bajando el valor del dólar para favorecer importaciones, achicando los gastos del Estado, disminuyendo los ingresos de las mayorías y así sucesivamente. Lo mismo de siempre. Endeudándose también.
Envalentonado, en diciembre del 2017 fue al Congreso con una ley para afectar las jubilaciones y liberar así recursos hacia los sectores económicos poderosos, a los que les sacaría impuestos. La reacción popular fue muy fuerte, “14 toneladas de piedras nos tiraron” dirían luego. Tomaron nota que no era tan sencillo. Encima en el 2018 se vino una suba de las tasas de interés en los EEUU que comprometía al dólar bajo, y luego una enorme sequía que disminuyó fuertemente las exportaciones agropecuarias, las únicas importantes que seguíamos teniendo. Allí se terminó esa historia, fueron al FMI y se endeudaron en 45.000 millones de dólares para sobrevivir hasta las presidenciales. Se acabó Mauricio, el “nuevo Roca”. La falta de capacidad exportadora fue nuevamente el talón de Aquiles del proyecto del establishment.
EN LA REGION, DOS PROYECTOS NEOLIBERALES EXITOSOS
No solo en la Argentina se intentaron e implementaron estos modelos neoliberales. En nuestra región sudamericana hubo, además, dos en los que los poderosos tuvieron éxito en su instalación: Chile y Perú. En ambos países lograron por varias décadas estabilidad y crecimiento económico. Esto último, aun con clara desigualdad, incrementando finalmente los ingresos de las mayorías y disminuyendo la pobreza en un contexto de crecimiento del PBI por encima de la media del resto de la región.
¿Cómo lo lograron? Por lo pronto hay que tener en cuenta que esas dos naciones eran hace cincuenta, cuarenta años, las típicas de Latinoamérica (y bien distintas de la Argentina): con pocas industrias que proteger, por tanto, una clase alta con limitada diversificación de intereses, clase media chica y extendidos sectores populares de trabajo informal y muy bajos ingresos. Es decir, la instalación de un modelo concentración económica no conllevaba una agresión tan dura y extendida a los sectores perjudicados por ella.
En segundo lugar, si tenían ambos países salida exportadora que permitiera abastecer el mercado interno con importaciones. En Chile el cobre fundamentalmente, en Perú el petróleo, el gas y la minería (cobre y oro, sobre todo).
Aun así, para poder imponer el modelo de ricos y poderosos, y lograr que funcionara aceptablemente en la economía con gobernabilidad en la política, tuvieron que hacerlo inicialmente con largas dictaduras. La de Pinochet en Chile 12 años, desde 1973 hasta 1985, la de Fujimori en Perú 10 años, desde 1990 al año 2000.
¿TENDRÁ ÉXITO ESTE CUARTO INTENTO DE LA DERECHA EN LA ARGENTINA?
Milei, aprovechándose de una sociedad golpeada por mas de una década de crisis económica, descreída y crítica de la dirigencia política, muy desilusionada con el gobierno de Alberto Fernández, avanzó mucho mas rápidamente que Macri con el modelo neoliberal que, por cuarta vez en los últimos 50 años los dueños del poder local intentan instalar acorde a sus intereses y los de sus aliados internacionales.
En estos dos años de gobierno fue por el achicamiento del Estado que había anticipado. Recortando funciones, despidiendo empleados públicos, bajando los salarios de los que quedaron y las jubilaciones, disminuyendo los presupuestos de salud y educación entre otras muchas prestaciones, eliminando la mayoría de los planes sociales, paralizando la obra pública y restringiendo recursos a las provincias. Sacó impuestos a empresas y a personas de mayores recursos, mientras aumentaba impiadosamente las tarifas de los servicios públicos. Paralelamente fue desregulando y abriendo la economía afectando así significativos sectores de la misma; agravado todo ello por una actividad productiva que prácticamente no ha crecido. Miles de empresas, sobre todo pequeñas y medianas, han cerrado, la desocupación ha trepado, la informalidad ya afecta cerca de la mitad de los argentinos/as en condiciones de trabajar, los salarios han ido a la baja sostenidamente.
Es decir, van en dirección a materializar el principio rector de estos modelos: reconfiguración del país sobre la base de un gran traslado de ingresos a los grandes bancos, empresas y ricos; a costa de las clases medias, los trabajadores, los humildes y una parte del empresariado nacional. Recortando conquistas y derechos para ello. Al que se queje o proteste, amenazas, palos, aprietes, denuncias, difamaciones, etc.
La estrategia económica de dólar bajo y apertura externa creciente para mantener a raya la inflación y poder ganar las elecciones, como era de esperar en un país muy endeudado, sin reservas ni crédito externo, con limitadas exportaciones, mucha gente que aprovecha y vacaciona en el exterior y otras que ahorran y se cubren en dólares, les trastabilló varias veces. Ahí estuvieron el FMI y los EEUU para sacarles las castañas del fuego.
Lograron ganar las elecciones de medio término recurriendo una vez mas al miedo de una parte de la población de volver a las inflaciones elevadas, a las crisis y los conflictos, al “regreso de los kukas”. Éxito no menor para como venían. Pero, sin embargo, con una pérdida de muchos de sus muchos votantes del 2023, en concreto cuatro millones; los que en una parte importante se quedaron en su casa y otros migraron a distintas expresiones políticas opositoras. Algo para tener en cuenta.
Ahora, con un bagaje político menor que al principio, entran en una segunda etapa para tratar de continuar el trabajo de remodelamiento de la estructura económico social del país en función de los intereses dominantes y a costa del de las mayorías populares, como hemos visto en estos primeros dos años de gobierno. Analicemos los pro y los contra que, todo indica, tendrán por delante.
-Para empezar, digamos que, a diferencia de los intentos anteriores de los militares, Menem y Macri, esta vez se va dibujando en el horizonte tener salida exportadora, que permita en el tiempo pagar la deuda externa (al menos sus intereses renovando la de capital) y las importaciones de una economía abierta como la que proyectan, sin crisis recurrentes del sector externo. El campo acompañado de la agroindustria, Vaca Muerta, el litio y la minería del cobre, el oro y la plata, junto a la industria del conocimiento, pueden permitir esa nueva realidad.
-En segundo lugar, que, en el nuevo contexto mundial, que vino para quedarse por varios años, de confrontación entre los EEUU y China, aquella nación norteamericana, usando su poderío económico y los organismos internacionales que controla (FMI, BID, Banco Mundial, BIRF, etc), se muestra decidida a sostener gobiernos como el actual u otro parecido que se muestren dispuestos a seguirla en sus estrategias. Ya tuvimos los claros indicios de ello con los salvatajes a Milei del FMI en abril y directamente de Trump en octubre.
-En tercer término, hay que agregar que, una parte de lo que hoy se denomina Círculo Rojo vernáculo (el poder nacional), que hasta no hace mucho tenía sus intereses fundamentalmente en el mercado interno, lo que lo llevaba mayoritariamente a terminar en la vereda de enfrente de los modelos neoliberales que se aplicaron (aunque de entrada los apoyaran), ahora se ha dividido. Están los que siguen con sus negocios fundamentalmente en el interior del país, y los que paulatinamente se van desplazando a las actividades exportadoras nuevas. Estos últimos, al igual que el agro, si bien no comparten la estrategia de dólar subvaluado porque los perjudica, no ven mal otros aspectos del modelo de Milei como la apertura externa y la desregulación que antes los maltrataba.
-Finalmente, y ya en el terreno político, hay que contemplar que, si bien el peronismo sigue parado como la principal oposición, arrastra el karma de lo malo de su último gobierno (usado como caballito de batalla por Milei en las últimas elecciones) y tiene importantes disputas internas. A la que enfrenta a Cristina con Kicillof hay que sumarle gobernadores que se desmarcan. En este último caso debemos tener en cuenta que muchas de esas provincias dependen en gran parte de sus exportaciones agropecuarias, de energía, productos mineros y otros como el azúcar, el vino, etc, que están contempladas en el modelo de país en curso.
Como contrapartida de lo anterior tenemos que:
-La economía sigue frágil. La mayoría de sus principales segmentos: industria, construcción, comercio, etc, están por debajo de noviembre del 2023 y no les es fácil reactivar la actividad al gobierno porque si aumentan las importaciones se achica el superávit comercial indispensable para juntar dólares. Los ingresos por salarios y jubilaciones están entre un 20 y un 30% por debajo del 2023, impidiendo la recuperación del consumo y con muchísimas familias que no llegan a fin de mes. Para poder mantener el superávit fiscal acordado con el Fondo hay que seguir usando la motosierra, ya que el freno económico junto con los impuestos que se han sacado (PAIS, Bienes Personales, retenciones cero en setiembre) han disminuidos los ingresos. La inflación mensual se mantiene en el 2% lo que incrementa las presiones de distintos sectores para que suba el tipo de cambio, mientras que seguimos sin acumular reservas y con las netas negativas (16.000 millones de dólares, mas que donde las dejó Alberto). El riesgo país no baja de 600 puntos haciendo muy oneroso endeudarse, mientras tenemos que pagar 10.000 millones de dólares en el 2026.
-Las nuevas exportaciones, por fuera del campo y la agroindustria, tienden a crecer, pero todavía paulatinamente. El petróleo y el gas de Vaca Muerta van mas rápido, pero recién para fin de la década alcanzarán un buen desarrollo. El litio es de menor volumen y tiene el mercado mundial retraído por el freno a los autos eléctricos, sobre todo en los EEUU. Los grandes emprendimientos mineros de cobre, oro y plata están en sus inicios y recién después del 2030 empezarán a madurar. La industria del conocimiento va marchando, pero poco a poco ya que tiene mucha competencia a nivel mundial. El proyecto de una base de datos en la Patagonia recientemente conocido, habrá que ver si se materializa y si lo hace en cuanto tiempo.
-El escenario económico mundial no aparece en los próximos años como promisorio. El Banco Mundial señaló que en el 2026 el precio de las materias primas (granos, petróleo, minerales) va a disminuir, conforme a que el crecimiento de la economía mundial será bajo. A ello se le suman dos posibles “cisnes negros” que pueden empeorar las cosas: a) que se incremente la guerra comercial que Trump ha iniciado con las subas de aranceles; b) que pueda explotar una burbuja de sobreinversión en la Inteligencia Artificial, como sucedió con las .com al inicio de los años 2000. Toda esta dudosa situación, entre otras cosas, limita las inversiones que están buscando con instrumentos como el RIGI, por ejemplo.
-El avance que requiere el nuevo modelo sobre los ingresos, conquistas y derechos de las mayorías, para incrementar la renta de los sectores concentrados y los ricos (y para pagar la deuda externa que tenemos) todavía está muy a mitad de camino. Prueba de ello son las reformas que les exigen del poder al gobierno en el terreno laboral, impositivo y previsional; todas ellas orientadas en aquella dirección. La experiencia indica que cuando estas agresiones de los de arriba hacia los de abajo se extienden en el tiempo, suele surgir la protesta social que compromete los proyectos y los gobiernos de aquellos. Mucha experiencia tenemos nosotros en nuestro país al respecto. No por nada en Chile y Perú los impusieron con largas dictaduras, y acá siempre los llevaron adelante con estrategias represivas, feroces como con la dictadura o mas limitadas como con Menem, Macri y Milei ahora.
-Si bien hoy en día la mayoría del establishment apoya a Milei, su proyecto y sus medidas, es objetivo que una parte del empresariado local se ve afectado en sus intereses económicos y que otra parte del poder no ve con buenos ojos que él sea la conducción para remodelar el país. Si la economía continúa a los tumbos, si una parte de las fabricas se ve afectada por ello, por la falta de consumo y la competencia de importaciones a bajo costo, si crece la resistencia social, si el alineamiento con los EEUU se mantiene (una economía competitiva con la nuestra con un presidente no muy apreciado acá por parte del Círculo Rojo), si Milei continúa con sus agresiones a economistas y medios de comunicación que expresan esos sectores, es difícil que los mismos no se posicionen en la oposición y le pongan palos en la rueda al gobierno.
-Por último, hay que tener en cuenta que la opción de centro derecha que se buscó con Provincias Unidas se cayó. El escenario político ha quedado dibujado entonces con una derecha conducida por Milei de un lado y el peronismo y sus aliados del otro, con un centro casi inexistente como expresión de cierto vigor. En esta polarización, si el peronismo y sus aliados en los tiempos por venir logran saldar aceptablemente sus diferencias como pudieron hacerlo en el 2019 con el Frente de Todos, y se dotan de un proyecto claro y viable de país y de una estrategia de disputar y atraer al centro político (que no parece que pueda ser acercado por una figura como Milei y su agresivo gobierno), el 2027 pueden ser competitivos y tener posibilidades de éxito frente a la derecha.
En resumidas cuentas, el proyecto antinacional y antipopular, muy reaccionario, encabezado por Milei va avanzando, pero la batalla está lejos de terminar. Como de 50 años a esta parte, veremos quién vence a quién.
*Humberto Tumini – Presidente partido Libres del Sur.
Oscar Hurtado – Secretario general de Libres del Sur Tigre.









