La educación vial no se trata tan sólo de enseñar las normas de tránsito y señalización correspondiente, implica plantar responsabilidad para cosechar seguridad.
Concientizar sobre la magnitud que pueden cobrar nuestros actos en la vía pública. Entender, como sociedad, que del otro lado del volante hay personas con historias, preocupaciones y aspiraciones. Ningún apuro vale más que los límites de velocidad, ningún enojo vale más que el respeto, ninguna notificación vale más que la atención al camino. Ninguna copa vale más que la vida.
Cuantas veces escuchamos de aquél amigo o conocido que alguna vez manejó después de haber tomado alguna bebida alcohólica. Pensando que “no pasa nada”. Hasta que pasa. Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, en 2020 hubo 3.183 víctimas fatales en accidentes de tránsito en la Argentina. Y las estadísticas sanitarias indican que 1 de cada 3 conductores que protagoniza un siniestro vial fatal tiene alcohol en sangre. Recientemente, esta problemática nos tocó de cerca en nuestro querido Tigre, dejando un hueco y una huella imborrables.
Las sombrías estadísticas acompañadas de la conmoción y el dolor de tantas familias nos deben empujar tomar conciencia y hacernos responsables. Pero también creo que la lección debe venir antes del resultado fatal, y por tanto, la acción del Estado. Por eso en Tigre, desde el bloque del FR TODOS presentamos hace tiempo un proyecto de Tolerancia 0 al Alcohol en conductores. Hoy nuestra ciudad ya implementa esta importante norma que tanto veníamos planteando.
Siempre destacamos la necesidad de actuar en Educación vial. Bajo la intendencia de Sergio Massa creamos el programa Tigres al Volante, que se dictaba en todos los colegios del distrito. Allí se articuló por primera vez la educación formal con la Dirección de Tránsito del Municipio, junto con la ONG Creando Conciencia. Establecer esa clase de vínculos es central, especialmente si tenemos en cuenta que la seguridad vial nos atraviesa en todas las etapas de nuestra vida. Y aún más, si consideramos que la noción de responsabilidad se forja desde la edad temprana.
Debemos retomar este tipo de iniciativas en Tigre, donde quienes están cercanos a sacar su licencia de conducir aprendan sobre comunicación vial, predicción del riesgo, responsabilidad penal y civil, y sobre el factor humano, entre otros temas. El papel de las escuelas es fundamental en este proceso y debemos comprometernos con el desarrollo de las juventudes, trabajar en conjunto en pos de su educación vial. En el fondo todo está conectado, por eso, las políticas también deben ser holísticas e integrales.
Hoy, en el Día de la Educación Vial, rechazamos el naturalizar las infracciones a las normas que nos protegen, y que tantas veces hacemos ver como insignificantes. Vivir al margen de lo reglamentado es un mal hábito que tenemos los argentinos, y que tenemos que empezar a dejar de lado para avanzar hacia ese desarrollo que queremos. No se trata de si pagar una multa o no, o de esquivar un control. Se trata de respetar la legitimidad de las leyes en sí y el deber moral que tenemos como ciudadanos de cumplirlas. Llevemos al respeto, a la responsabilidad y al cuidado mutuo como banderas, no sólo al volante, sino también en cada acto de nuestro día a día.
Por Rodrigo Alvarez – Concejal FR Todos Tigre – Vice Presidente ADIF