Entre el 16 y 21 de septiembre de 1976 un grupo de jóvenes estudiantes secundarios fueron secuestrados por las Fuerzas Armadas. Entre ellos estaban: Francisco López Muntaner, María Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Ángel Ungaro, Daniel Alberto Racero, María Clara Ciocchini, Pablo Díaz, Patricia Miranda, Gustavo Calotti y Emilce Moler, todos radicados en la ciudad de La Plata. Los adolescentes en su mayoría eran menores de 18 años y militaban en la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), una rama estudiantil del peronismo revolucionario. Un año antes, en 1975, junto a otras agrupaciones, habían comenzado con el reclamo del boleto de transporte con descuento estudiantil secundario.
La unión de diferentes agrupaciones juveniles frente a una demanda justa había triunfado ya que en Septiembre de ese año se hizo oficial el boleto para los estudiantes secundarios. Sin embargo, a mediados de 1976, la dictadura cívico militar suspendería la implementación de esta política sin justificación alguna y tildaría a los máximos referentes de estas agrupaciones y organizaciones como potenciales subversivos. Luego de esto, comenzaría a planearse la masacre que ya todos conocemos como “La Noche De Los Lápices”.
Recordar este suceso y la lucha de los jóvenes por sus derechos sin dudas me hace comparar y analizar la participación juvenil en el ámbito de la política, si realmente se ha cambiado los prejuicios y los planteos ante los jóvenes que irrumpen en este sistema, alzando sus voces.
No es novedad encontrar las causas de esta falta oportunidades en que los jóvenes son difíciles de “arrear”, siempre rompiendo esquemas, replanteándose todo y mostrando sus ideales a flor de piel.
Somos los jóvenes los que le damos a la política la cuota de claridad y humanidad que necesita, somos los jóvenes los que recorremos el territorio en la búsqueda de solucionar los problemas que lastiman a cada sector de la sociedad, brindando el cuerpo ante cualquier injusticia.
Son momentos claves de nuestra historia, donde el estrato joven debe estar unido en la formulación y las bases del país que se viene, pero más que nada en el reclamo de más participación y lugar en la política de HOY.
Poder entender y en cierto sentido reflejarme en la locura y el valor que tuvieron estos chicos para plantarse en el reclamo justo de sus derechos ante el sistema y el monopolio de la fuerza, me conmueve, me emociona y me hace sentir que como joven tengo una gran responsabilidad.
Por Juan Carlos Tauil – Referente Abrazo Popular Tigre