La peor Pandemia es la falta de Democracia Republicana

Estamos viviendo tiempos excepcionales, días cargados de incertidumbre, un trauma global llamado Pandemia con final incierto.

El país se encuentra en un momento de altísima tensión política y social que impone una reacción. La realidad impone urgencias….Urgencia en tomar conciencia de esa realidad y comprender que se acortan los tiempos… Urgencia en manifestar la disconformidad con lo que sucede…  Urgencia porque el populismo se está apoderando de las Instituciones para privarlas de significación democrática y constitucional, para convertirlas en una expresión de sus intereses políticos que son los de someter la ley a su concepción del poder.

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La ausencia de ética y moral en un importante sector de los dirigentes políticos, sindicales, empresariales, judiciales – no todos – le han reservado un lugar a la sociedad argentina en las cloacas de la inmoralidad, sociedad arrasada por el fracaso colectivo de una nación empobrecida y sin rumbo.

Estamos viviendo en la Argentina de los privilegios, los atajos y la impunidad, con una estrategia oculta detrás de “la teoría del Lawfer” con el real objetivo de destruir la Justicia republicana y transformarla en una herramienta de impunidad y sometimiento hacia quienes piensen diferente. Prueba de ello son la controvertida reforma de la justicia para ir por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ataque sistemático al Procurador General de la Nación y las peleas por imponer un amigo del Kirchnerismo en esa crucial institución judicial. Tampoco podemos olvidarnos de las liberaciones de corruptos como Amado Boudou, Julio de Vido, Lázaro Báez, Cristóbal López, Luis D’Elia y sigue la lista, o los permanentes intentos por hacer caer causas como la de los cuadernos pretendiendo invalidar las declaraciones de testigos arrepentidos.

Pero la capacidad de asombro no tiene techo, siempre hay algo que supera la conducta inmoral de ayer, y con lo sucedido con el que vacunatorio VIP, ha quedado en  evidencia a pesar de los esfuerzos por quitarle importancia, lo poco que les interesa la salud de nuestros abuelos y de quienes se exponen para cuidarnos. Esto sumado a los negociados de corrupción que se han denunciado en el marco de las compras del COVID-19 como lo fueron la adquisición de alimentos a precios superiores que en cualquier supermercado, insumos hospitalarios, la lista es interminable.

A esto debemos agregar que la falta de una cuarentena inteligente ha dado como resultado 91.000 negocios cerrados, 40.000 pymes desaparecidas, 4 millones de desempleados, 45% de pobreza y 6 de cada 10 menores viven en estado de pobreza.

Sectores de la sociedad están enojados, indignados, cansados, hartos  y empobrecidos, lo cual constituye una combinación de riesgo para una dirigencia que ha desbarrancado y se muestra incapaz su acercar su agenda a la agenda actual de la sociedad argentina.

La experiencia de este último año de Pandemia ha demostrado que el cierre total de las escuelas fue un error teniendo en cuenta que las aulas tienen un índice de contagio muy bajo además de estrictos protocolos. Pero  las consecuencias del encierro para nuestros niños, niñas y adolescentes son irreversibles, no solo por los contenidos pedagógicos sino también por su salud mental y socialización. Cuando creímos que habían aprendido la lección y se le dio presencialidad a la educación, vuelve a prevalecer lo político y hace pocas horas el mismo Presidente vuelve a encerrar a nuestros chicos.

El modelo a construir no puede ser el modelo autoritario de Gildo Insfran y tampoco el modelo corrupto de los Moyano, ni el modelo fraudulento de Sergio Massa.

Nuestro modelo es una República Democrática cimentada en el respeto por la libertad y la diversidad de ideas, en la División de Poderes y la Igualdad ante la Ley, en una Justicia imparcial y protectora de la Constitución Nacional como único e indestructible pacto de convivencia política, social, económica y cultura de toda la Sociedad Argentina. 

Tenemos la inquebrantable voluntad de cambiar esté agobiante presente y desafiar el futuro promisorio que nos merecemos.

Debemos seguir trabajando por una Democracia Participativa, pacífica, sin odios, activa e influyente, con decisiones inteligentes intelectual y emocionalmente, con estrategias políticas consensuadas y respaldadas por una sana convivencia en la diversidad.

El miedo que parece ser la herramienta preferida del Gobierno, es la estrategia más primitiva de coerción que está lejos de lo que las sociedades modernas y democráticas tienen como ideal, y de ninguna manera puede ser guía de cara al futuro.

La unidad en la diversidad debería existir en todos los planos, juntos somos más. La unidad es la fuerza para que podamos cambiar esté cuadrado de situación que nos atraviesa.

Actuemos con patriotismo, con generosidad, con coraje, compromiso y entrega, con esperanza…

Por Oscar Flores – Presidente de Agrupación Visión 2030