Prometeo es un personaje de la mitología griega que robó el fuego de los dioses y se lo dio a los humanos. Con el fuego, los humanos se lanzaron en el camino hacia invenciones cada vez más poderosas, una cascada de avances tecnológicos que también desataría nuevas formas de muerte, destrucción y explotación.
En el mito griego, los dioses castigaron a Prometeo con tormento eterno.
Macri & cómplices, caracterizaron su servicio en el Poder Ejecutivo como obediente al “mercado” libre de Ley. Luego ante su fracaso republicano y democrático inventaron una justificación estándar banal: la pérdida del bienestar de los argentinos fué porque “pasaron cosas”. Macri y las derechas intentan naturalizar sus acciones económicas como impersonales; fugan al sujeto de la responsabilidad de las acciones y consecuencias al mismo tiempo que personalizan los objetos y las cosas (el mercado, el capital, el campo). Siguen intentando, a su manera, fingir e inducir potencial demencia. Viven exiliados en una cápsula de inmunidad simbólica con la complicidad de los medios de comunicación masivos. Juntos construyen un mercado terraplanero demoliendo por repetición todo vestigio de pensamiento lógico en su desprevenido auditorio mediatizado. Aún, todo lo que Macri hace para pertenecer al “mundo” es desde su pasión individualista; efecto de la impotencia para resolver las propias tormentas, el infinito túnel, las gravísimas carencias personales y profesionales. Esa fragilidad psicológica no le impide avanzar castigando, indiferente, a las mayorías argentinas. Así lo hizo siempre. El objetivo sigue siendo descansar “para no volverse loco”. Sus vacaciones, reiteradas, una y otra vez fracasan, pues no hay un trabajo previo necesario para merecerla y disfrutarlas. Y la compleja suma de su incapacidad republicana y democrática están a la vista del buen sentido.
Muches ciudadanes que votaron a Cambiemos, se distanciaron moral y políticamente mediante el voto de las decisiones esotéricas tomadas por sus líderes.
Muches otres construyen la burbuja del odio: apasionados por una política que busca incendiar al adversario y destruir la base convivencial, que es el respeto a los sujetos de conversación al servicio de la solidaridad. Aún, miles de funcionarios de Cambiemos, siguiendo a Macri, defienden que su meta sea maximizar las ganancias financieras. Un modo obediente y banal para sostener la apropiación y fuga desaforada de los dólares de la deuda. Recrean la Grieta; para ellos esta es una “guerra” infinita, pues no hay límite suficiente para calmar su imperativo explotador y racista. Algunos disfrutan cuando su líder se hace responsable de manera socarrona con un “te la debo”. Lo dice, con indiferencia sobradora caminando por Saint Tropez; aprovecha la burbuja fugitiva y de anonimato. ¡Para algunos es un verdadero ideal! Un ideal de certeza carente de fundamentos -y de sobrados cómplices audaces- hizo que Macri afirmara “lineal y planamente” continuar “en línea y más rápido” las políticas que estaban fracasando: la velocidad no es suficiente para esconder el presente y enterrar el pasado. Una cuestión es simpatizar cultural y científicamente con la incertidumbre, pero otra es cultivar la vagancia y la necedad, manipulando al por mayor los miedos y temores de la gente común. Y como en el mito de Prometeo, los hombres se tuvieron que hacer cargo del fuego y sus consecuencias. Entonces, para que unos pocos no se apoderen del fuego y lo usen contra las mayorías, es trabajo de todos hacer que la palabra política honesta circule entre todes.
Por Ricardo Arias – Mariano Añon – Agrupación Sudeste – Invierno 2020