Dos femicidios mas y van…….

Dos femicidios más. Esta vez en Santiago del Estero. Foto de mujeres en situaciones cotidianas. Expresiones de bronca. Historias que se repiten. Evidentemente no se logra encontrar la forma de poner límites a este flagelo. Desde que la antropóloga argentina Rita Segato llevó adelante su investigación con femicidas en cárceles del Brasil, parte del dilema ha sido resuelto.

El acto de matar a una mujer por el solo hecho de serlo, es un mensaje dirigido, no sólo a las mujeres, sino también a los pares.

Los hombres actúan en una lógica de manada y hay que pagar el peaje por pertenecer a ese colectivo periódicamente. El dominio sobre la mujer y su demostración ante los pares, es la ofrenda que permite seguir perteneciendo a la comunidad de los “machos”. Es el patriarcado.

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Pero el femicidio como fenómeno social (un hecho se transforma en  social cuando se masifica y se incorpora a conductas colectivas) es de carácter complejo, es decir intervienen en su producción-reproducción múltiples factores, entre ellos la imitación. Esta conducta (imitación) ha sido muy estudiada en su vínculo con el suicidio ya desde la época de Emile Durkheim. Pareciera ser que en los casos de femicidios estaría sucediendo algo similar. La espectacularización de los mismos pareciera tener alguna incidencia en el proceso de reproducción de los mismos.

El hecho de dedicarle horas y horas sin profundizar en la violencia estructural que sustenta estos hechos, produce por un lado la múltiple muerte de cada víctima (cada vez que se expone el caso se vuelve a cometer simbólicamente el mismo hecho) y por otro opera su naturalización, en términos de su incorporación a la cultura como una más de sus características. En síntesis, nos acostumbramos a que todos los días exista un caso de femicidio.

¿Cómo visibilizar la violencia machista que históricamente se ejerce sobre las cuerpos y subjetividades femeninas sin generar un espectáculo del morbo?¿ Cómo condenar socialmente los femicidios sin revictimizar? En las redes sociales, se exhibe la cara del asesino, y no de la mujer, a fin de mostrar que lo que se tiene que frenar es la violencia machista, se insta, desde los medios con perspectiva de género a sus colegas a no detallar las formas y los detalles.

Cómo se puede informar  para sensibilizar, para prevenir, y no educar en la apatía, en la indiferencia. ¿Cómo se puede aportar para que el mensaje que llega sea el de animar a buscar ayuda, a salir de la situación de violencia, a frenar al violento y no a darle un ejemplo con el que aleccionar: “viste el diario de hoy?, si seguís así te va a pasar lo mismo” “ves que nadie las escucha, que a nadie le importa”. Entender que el machismo mata, que el patriarcado mata es también tarea de los medios. Menos cómo fue, qué hizo, y más ahondar en el porqué estructural

Hay mucho por hacer en este tema,  una buena idea sea la producción de un protocolo para los medios de comunicación respecto del como ofrecer la información. Alguna experiencia existe en este sentido respecto de los suicidios, tal vez se pueda adaptar a este delito. Sobre todo para no operar la revictimización y al menos intentar frenar el efecto imitación.

Por Jose Manuel Grima – Magdalena Arias – Agrupacion Sudeste – Verano 2021