El 8 de marzo de 1908 un suceso transcendental marcó la historia del trabajo y la lucha por los derechos sociales en el mundo, 129 mujeres murieron en un incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist Factory de Greenwich Village, Estados Unidos, luego de que se declararan en huelga por la búsqueda de una reducción de la jornada laboral, un salario igual al que percibían los hombres que hacían las mismas actividades y las malas condiciones de trabajo que padecían.
Este día Internacional fue promulgado por la Organización de las Naciones Unidas en el año 1975. En ese momento, la Asamblea General consideró que el pleno disfrute de los derechos y libertades fundamentales requiere la participación activa de la mujer, su igualdad y su promoción. Como así también se reconoció la contribución de las mujeres al fortalecimiento de la paz y se exhortó a todos los estados a que continúen contribuyendo a crear condiciones favorables para la eliminación de la discriminación contra la mujer y su plena participación en el proceso de desarrollo social.
Por ello, es una jornada que nos invita a reflexionar sobre las desventajas históricas por las que lucharon los movimientos de mujeres que, luego, se tradujeron en el reconocimiento de sus derechos por parte de la Comunidad Internacional.
La realidad actual nos muestra que, si bien se fue logrando una igualdad en la legislación, aún no se traduce en una igualdad real ni en las oportunidades ni en el trato de muchas mujeres y niñas que en distintos espacios cotidianos siguen sufriendo discriminación y distintos tipos de violencias por lo que aún estamos lejos de lograr una verdadera autonomía tanto física como económica y una genuina libertad en la toma de decisiones.
Entonces, el desafío no es solo para las mujeres, es para toda nuestra sociedad, de manera que el respeto y garantía de la igualdad y la no discriminación sea parte de la vida cotidiana de todos los seres humanos y no una aspiración inalcanzable.
Para ello, es primordial transformar las normas sociales discriminatorias y los estereotipos de género que resultan nocivos en todas las estructuras sociales y así contribuir a la eliminación de la violencia.
Abordar todas las formas de violencias, como se hace cada día en la Dirección de la Mujer y Políticas de Género de nuestro Municipio, implica asumir el compromiso de contribuir con un cambio cultural indispensable para que la lucha contra la violencia hacia las mujeres sea más que un mandato legal y se asuma como un compromiso ético con el principio de igualdad.
Por último, desde la Subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia acompañamos la propuesta de ONU Mujeres con el lema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible” que promueve medidas tendientes a lograr mayor representación de las mujeres, fomentar la redistribución del trabajo de cuidado y los recursos productivos y promueve la eliminación de todas las formas de violencia contra las mujeres, las niñas y adolescentes y de ese modo avanzar hacia un futuro sostenible y equitativo.
Tener en miras la dignidad y la igualdad de las personas en el contexto actual mundial no es una tarea sencilla. Sin embargo, como ciudadanos y ciudadanas de un Estado de Derecho una fecha histórica como el 8M debe conducirnos a revisar las problemáticas complejas para las generaciones actuales y futuras.
Por Vanesa Albani – Abogada, coordinadora de Promoción de Derechos en la Subsecretaria de Niñez, Adolescencia y Familia del Municipio de San Isidro