Cuota alimentaria: una lucha un poco más justa para las mujeres bonaerenses

Por Sofía Vannelli

Hoy, en el Día de la Mujer Trabajadora, queremos hablar de aquellas que son mamás y sostienen solas la crianza de las futuras generaciones.

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En Argentina, 3 de cada 5 hogares monomarentales (a cargo de la madre) no reciben la cuota alimentaria a tiempo. Esto significa que 2 millones de niños y niñas no cuentan con los recursos necesarios para su alimentación, vestimenta, educación, salud y actividades.

En la Provincia de Buenos Aires, el nivel de incumplimiento de la cuota alimentaria alcanza el 67%, afectando a aproximadamente 700 mil niños y niñas.

El reclamo por la cuota alimentaria implica un proceso judicial en el que una madre separada, que queda a cargo de sus hijos/as, no solo debe sostener económicamente el hogar, sino también probar -juntando tickets- cuánto cuesta criar y, además, perseguir a un deudor.

Todos conocemos a una madre que no cobra la cuota que le corresponde a su hijo o hija, o a un padre que evade su obligación. De estas madres, el 72% se endeudaron para comprar alimentos y medicamentos, el 69% de las mujeres que denunciaron en la provincia sufren violencia económica, y el 64% tienen hijos/as con el agresor.

Un dato relevante de una encuesta de UNICEF indica que las principales razones por las cuales los padres no pagan la cuota alimentaria son: en un 61%, la falta o mala relación con la madre y/o con los niños y niñas, y en un 24%, la falta de trabajo o ingresos insuficientes. Esto demuestra que, en la mayoría de los casos, el incumplimiento es una decisión.

No se trata de un problema familiar, sino de un problema económico. La falta de pago de la cuota alimentaria no es exclusiva de Argentina; ocurre en todo el mundo. Por ejemplo, Estados Unidos presenta niveles similares a los nuestros. La diferencia radica en cómo la ley y la sociedad encaran el problema y en que no siempre la solución es la más justa.

En Argentina, contamos con una herramienta institucional única en el mundo: la Canasta de Crianza, una estadística del INDEC que mide la línea de pobreza desde dos enfoques:

  1. Cuánto se necesita para proveer bienes y servicios a los niños y niñas.
  2. Cuánto cuestan las tareas de cuidado. Se divide por rango etario de 0 a 12 años.

La Canasta de Crianza es publicada mensualmente por el INDEC desde julio de 2023 y tiene base en registros históricos desde 2020. Fue diseñada por Sol Prieto, como Directora de Género del Ministerio de Economía durante la gestión de Sergio Massa. Esta herramienta fue impulsada políticamente por Malena Galmarini, quien vio la necesidad de contar con este índice tras la crisis de la pandemia, que evidenció las dificultades para reclamar la cuota alimentaria, agravadas por la ASPO.

Este primer paso nos permitió repensar leyes que no se habían actualizado en décadas, como el Código de Procedimiento de la Provincia de Buenos Aires, que ni siquiera se había adecuado a la última reforma del Código Civil.

Era común escuchar relatos de madres que ni siquiera iniciaban un juicio de alimentos porque lo veían inalcanzable. Implicaba tiempo y dinero. Las que lograban comenzarlo enfrentaban obstáculos de todo tipo: desde la burocracia para notificar la demanda hasta el hecho de que muchos padres, con tal de no pagar, renunciaban a trabajos en blanco y pasaban a la informalidad o encontraban empleadores dispuestos a desobedecer órdenes judiciales con tal de no realizar los descuentos de ley.

Los estudios de UNICEF y el Ministerio de Género y Diversidad de PBA dejaron en claro que el incumplimiento de la cuota alimentaria no responde mayoritariamente a dificultades económicas del padre, sino a razones afectivas hacia la madre y sus hijos/as. Es un problema cultural, de relaciones de poder y violencia de género, en su mayoría económica y vicaría.

Nuestro desafío fue construir una ley que mejorara los procesos de los juicios de alimentos eliminando estas barreras de género. No inventamos nada nuevo: tomamos buenas experiencias de distintos casos donde se facilitó el acceso a derechos, se alivió la carga de la prueba sobre las madres, se establecieron más sanciones ante el incumplimiento y se agilizaron los procesos judiciales.

Así logramos la sanción de la Ley N° 15.513, que impulsé. Tiene autoría, pero no es solo una lucha personal, sino el resultado del trabajo conjunto con el Ministerio de Mujeres y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, la Diputada Lucía Iañez y el colectivo de Mujeres del Frente Renovador. Por eso, con mucho orgullo, puedo decir que hoy es una realidad.

¿Qué cambios centrales se lograron con esta ley?

  • Derecho a opción de fuero: Se permite optar entre presentar la demanda por alimentos ante los Juzgados de Familia o los Juzgados de Paz.
  • Fijación de alimentos provisorios: Se establece la obligatoriedad de fijar una cuota alimentaria provisoria desde el inicio del proceso, garantizando asistencia económica inmediata al niño/a.
  • Determinación del monto de la cuota: Se podrá utilizar la Canasta de Crianza publicada por el INDEC como referencia para calcular la cuota alimentaria en cualquier instancia del juicio.
  • Reducción de plazos procesales: Las oficinas públicas deben responder en un máximo de 7 días hábiles y las entidades privadas en 5 días hábiles.
  • Prueba Indiciaria: Si el demandado no tiene ingresos registrados, se podrá probar su nivel de vida a través de indicios.
  • Notificaciones electrónicas: Se permite notificar al demandado a través de WhatsApp u otras plataformas cuando los métodos tradicionales no sean efectivos.
  • Sanciones por incomparecencia o falta de pago: Si el deudor no asiste a las audiencias o no paga la cuota provisoria, se aplicarán multas de entre 10 y 200 Jus y se fijará la cuota de acuerdo con las necesidades del niño/a.
  • Ejecución de convenios no homologados: Se otorga fuerza ejecutiva a convenios de alimentos no homologados judicialmente si cuentan con firma certificada o si hubo un principio de ejecución acreditado.

Nos quedan muchos desafíos por delante pero “Lo que no se mide, no EXISTE”, por eso desde la Universidad Nacional del Delta, estamos construyendo un programa, que podés conocer si visitas la web crianzayderechos.ar, para medir, mediar, monitorear y movilizar en torno a esta problemática. Somos muchas las mujeres y los varones que queremos tener un país más justo y que defendamos nuestros derechos.

El desfinanciamiento del Estado bajo la gestión de Javier Milei ha golpeado brutalmente a las trabajadoras y los sectores más vulnerables. La reducción de la inversión pública, el ajuste sobre los programas que brindaba el gobierno y la caída del poder adquisitivo han profundizado la crisis económica, afectando especialmente a las mujeres, quienes históricamente ocupan los sectores más precarizados del mercado laboral. A esto se suma el impacto del modelo económico de Milei sobre la producción y las PYMEs, con cierre de fábricas, pérdida de empleos y una economía que expulsa a las trabajadoras. Las primeras en caer del sistema son las mujeres, muchas de ellas jefas de hogar, quienes ven restringido su acceso a derechos fundamentales, mientras el Estado se corre de sus responsabilidades y deja a millones de familias a la deriva.

La feminización de la pobreza es un fenómeno que atraviesa de manera estructural la vida de millones de mujeres en Argentina y en el mundo. Cuando los hogares quedan a cargo de las madres sin el acompañamiento económico de los padres, se refuerza la desigualdad económica de género y se expone a los niños y niñas a situaciones de vulnerabilidad. La infantilización de la pobreza es la consecuencia directa: las infancias crecen en condiciones de precariedad no por falta de recursos en la sociedad, sino porque el sistema judicial y económico sigue sin garantizar el cumplimiento efectivo de derechos básicos. La lucha por la cuota alimentaria no es solo un reclamo individual, es una demanda colectiva para erradicar una de las formas más silenciosas y extendidas de violencia económica contra las mujeres y sus hijos/as.