Aprendiendo juntos, más que nunca

Un día del maestro diferente. Un día más, sin celebraciones con abrazos, sin niños en las escuelas, uno más que nos enseña a cambiar la forma de vivir.

Y en este día especial, en donde homenajeamos a los maestros, en donde reconocemos su ardua labor, su dedicación, su vocación y el amor con el  que ejercen esta noble e inmensa profesión, nos toca estar lejos, lejos para dar un abrazo al llegar a la puerta de la escuela, lejos para ese regalito que se lleva con tanto cariño y a veces con vergüenza, lejos para mirar la sonrisa de la seño, por ese dibujo que hizo algún alumno con admiración, o por esas flores cortadas del jardín de casa, lejos para mirarnos con dulzura, para compartir una merienda, para escribir en el cuaderno alguna poesía, lejos para vivir la realidad tan maravillosa que teníamos y tal vez no valorábamos tanto. Pero el mirar desde lejos, nos hizo sentir de cerca. Sí, sentir; sentir que algo nos falta, sentir que los chicos están distintos, que cambian, que extrañan su rutina, que preguntan por sus compañeros, que hay que aprender junto a ellos más que nunca, que nos convertimos en maestros en casa, y que los que aprenden no son sólo los más pequeños, sino todos.

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De repente una pandemia llegó para cambiarnos, para transformar todo lo cotidiano, para modificar, sobre todo, la forma de aprender, de relacionarnos, de vivir. Por lo que la educación se vio inmersa en dudas, en nuevas batallas, en nuevas reestructuraciones, porque la educación, puede y debe hacer de todo, menos paralizarse y desaparecer. Y en el camino, vamos aprendiendo y adaptando conocimientos entre todos, las comunicaciones se estrechan, los desafíos crecen, los miedos a lo desconocido se hace presente, y ahí están ellos, “los docentes”, los que pusieron desde el primer día lo mejor de sí, pero en otro contexto, saludando a sus alumnos y pidiendo el presente, desde una pantalla o por WhatsApp, sin poder mirarlos, sin poder escuchar sus historias en los recreos, sin poder consentirlos o regañarlos con cierta complicidad, sin corregir esas carpetas o cuadernos, sin escuchar el bullicio propio de cada día en el salón.

El aula, se mudó a casa, pero ellos, los maestros seguros y comprometidos, están ahí, su presencia y todo el mundo escolar está casi a un click de distancia, pero eso no los aleja, siguen atentos, preocupados, poniendo el alma para que los chicos no dejen de aprender, por saber que las actividades lleguen, que se realicen, que la continuidad pedagógica no se vea perjudicada, entendiendo y respetando las limitaciones de esta actualidad, manteniendo y controlando la conexión con las familias, sobrellevando las dificultades, afianzando las redes, trabajando sin horarios y planificando el día de ese regreso tan ansiado, donde vuelvan los guardapolvos blancos, las risas, los actos, las charlas, la escuela como siempre la conocimos y como tanto extrañamos.

Hoy más que nunca mi reconocimiento y admiración hacia ellos, a los que eligieron y ejercen esta profesión, con valores, pero sobre todo con amor, a los que nos enseñan mucho más que sumar, leer o restar, a los que dejan huellas y recuerdos imborrables .…. MUY FELIZ DIA DEL MAESTRO!!    

Por Yesica Avejera – Concejal Juntos por el Cambio Escobar