Por Nicolas Miranda*
Un activista debe tener convicción y fuerza de compromiso con las ideas que quiere volcar en la sociedad, porque solo con esas características logrará hacerlo. No hay nada más lindo que la satisfacción que uno siente al ver los cambios que se pueden lograr, por más pequeños que sean.
El activismo suele por naturaleza ser político, ya que tiene como fin último lograr un cambio que puede ser social, económico o cultural, y, como se suele decir, es la política la mejor, o quizá la única, herramienta de transformación de la realidad. Como ciudadanos no debemos alejarnos de ella por más decepciones que nos haya dado a lo largo de nuestras vidas.
En especial los jóvenes debemos entender que no importa lo oscuro que se vea el futuro, o lo cuesta arriba que parezca el camino debemos quedarnos a pelear por un mejor porvenir. Nuestro país no es inviable, está muy lejos de serlo. Se necesita una buena gestión de los vastos recursos que nos ofrece, y para eso es esencial prepararnos y aportar desde el lugar que nos corresponda para que podamos vivir mejor.
Todas las grandes transformaciones de las sociedades se logran a través del activismo y con personas convencidas con una causa en particular. La de nuestra generación debe ser recuperar el rumbo de nuestro país que tan perdido parece en estos días. Si no somos los jóvenes quienes nos carguemos esa responsabilidad al hombro, nadie lo hará por nosotros.
Necesitamos dejar de ver con malos ojos a la política, sino por el contrario entender que un correcto uso de ella es la que nos va a llevar a las soluciones que hacen falta. Es la que decide gran parte del curso de nuestras vidas, y no dejará de hacerlo por más que nosotros nos alejemos de ella. Lo único que lograremos al no involucrarnos es dejar que las decisiones pasen por un grupo reducido de personas que nadie controla y que cada vez tienen más poder al no encontrar resistencia en la sociedad.
Claro está que necesitamos un cambio de paradigma y para lograr instalar esa convicción de cambio en la sociedad, hay que ser persistente y no rendirse ante las frustraciones que puedan aparecer. Lograr cambios en la sociedad lleva tiempo, por eso es esencial que no bajemos los brazos; y lo más importante cuando uno apoya una causa es no quedarse esperando que otros actúen, sino salir y levantar la voz.
Mientras más personas se manifiesten y se involucren con una causa, más fuerte será el fenómeno social que se genere, y más grandes serán las transformaciones que podamos lograr.
En conclusión, nuestros tiempos necesitan más activistas. Personas que conviertan los reclamos en acción y los problemas en soluciones concretas. Es el momento de involucrarse, desde el lugar en el que cada persona se sienta cómoda o sienta que pueda aportar. Pero cuando uno está incómodo con la realidad, sin duda no logrará cambiarla si solo se queda sentado esperando que los cambios ocurran, es por eso que es necesaria la acción.
* Nicolas Miranda – Presidente Juventud Juntos por el Cambio Tigre