El Tigre no comparte la yaguaricidad del yaguareté. La palabra Tigre surge de otras historias, de otros sitios y culturas. El Yaguareté en guaraní significa: “auténtica fiera”. Autentica de este territorio.
Entonces esta la “realidad” donde cada cosa es diferente a la otra, y hay una “imaginería” donde cada cosa es igual a cualquier otra. Estos felinos parecen lo mismo, pero no son iguales. TIGRE es un forzado vaciamiento por superposición. Una semejanza problemática Lo tensionan sus diferencias y el imaginario que promueven. Un TIGRE no es lo mismo que un Yaguareté. Hay hechos y relatos que promueven conocimiento o lo desfiguran. Para que haya orden tiene que haber concepto de diferencia y similitud entre cosa y cosa, y la palabra. Y TIGRE por aquí no hubo. Pero si colonización del lenguaje con sus efectos distorsionantes de las relaciones humanas y económicas con efectos presentes y futuros. Yaguareté existe y toda su ecología e historias acompañando.
Ante la frase” TIGRE”, arbitraria, grandilocuente, está el yaguareté y en el escudo, articulado con los orígenes naturales y un proyecto de cultura. Se lo reconoce sin vacilaciones, en el delta, entre islas, humedales, la producción, trabajo inmensidad madre Tierra, respeto en lo múltiple y plural.
Hoy el yaguareté surge, resurge, por todo el territorio por necesidad y deseo de conocimiento de raíces y senderos, por inteligencia de las poblaciones originarias, por el rizoma del rio, de arroyos y humedales, por los pliegues de los derechos humanos, la naturaleza, el progreso: la búsqueda verdadera de cuidar la Tierra entre todos.
Hay una inspiración sintomática disruptiva entre el carpincho desalojado violentamente, el yaguareté invisibilizado y el entubamiento del Guazú Nambí: “usar la naturaleza como una gasolinera” SHELL para darle energía a autos, naves y agrandar barrios cerrados.
La presencia real del Yaguarte, es la insistencia y resistencia, contra la ignorancia y la violencia falsamente emprendedora que arrasa y deforma la realidad urbana compartida en la zona.
Sigue siendo extraordinario saber que la superficie de las islas del municipio es más extensa que la parte continental. Pero aun así se intentó imponer un escudo “moderno”, no hace mucho y fallidamente, donde se hace desaparecer la referencia a las islas y se valoraba la letra T vertical continental y vaciada de historia y futuro. T como la mala grafía de TIGRE otra mala escritura que trato de imponerse. Fue una distorsión marketinera del pasado reciente con pretensiones imperiales futuras. Una lectura, una visión plana de la extensión y los pliegues del territorio cultural del ex municipio de las Conchas.
El Yaguareté del escudo original pulsa por vivir. Es un símbolo presente frente a un TIGRE fabulado y lejos de la historia sentida por los habitantes del municipio. Ya es común decir TIGRE, pero sigue siendo falso e inexistente.
El escudo 1952 es la inspiración artística de lo diverso, múltiple plural, dinámico. El escudo original insiste.
La verdad manifiesta está en la síntesis y el programa político del escudo: tiene vitalidad y realidad. Hay imágenes de referencia que descolocan la grafía equivoca de TIGRE. Ellas estan en las coordenadas del Reconquista, el Guazú Nambí, de los pueblos originarios de cultura Guaraní, Kolla, Qom y tambien de criollos e inmigrantes italianos, suizos etc. participantes de la Reconquista. La palabra TIGRE es como el monumento de don Mitre, abandonado, como esperando un Uber en la avenida intendente contador Ubieto, encerrado en una estable prisión de bronce mirando los futuros fracasos inmobiliarios y culturales por la codicia de emprendedores que usufructúan la fábula de un TIGRE muerto.
Entre estas fábulas, en sus ambigüedades y malentendidos, el YAGUARETE, vive en el territorio de frente a la historia y la cultura por fuera de los palacios.
Por Ricardo Arias – Carlos Muggeri – Agrupación sudeste- navidad 2021