Volvamos a hablar de Educación

Nadie puede negar el lugar de importancia que tiene la educación.

Ninguna civilización ha omitido el desarrollo de sistemas educativos. No existe futuro sin educación. En medio de guerras, hambrunas, desastres naturales, las escuelas siempre tratarán de permanecer abiertas y acobijar a la mayor cantidad de niños posibles.

En el caso argentino, el sistema educativo se desarrolló a finales del siglo XIX con un par de claros objetivos:

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*Formación de mano de obra calificada para la implementación del modelo agroexportador

*Desarrollo de una cultura cívica

*Construcción de una identidad nacional ante las oleadas inmigratorias

Con el correr de las décadas, el sistema educativo argentino llegó a ser reconocido mundialmente. Gran parte de la población terminaba la primaria e ingresaba al nivel medio y todos coincidían en el excelente nivel académico de los egresados universitarios. Todo esto fue gracias a las políticas públicas que se centraban en la formación de los alumnos y que se correspondía con un modelo de país. Y aquí se encuentra el punto más importante: Ningún sistema educativo puede sobrevivir si no existe un modelo de país. La generación del 80 (finales del Siglo XIX) tenía muy en claro que la Argentina debía ser exportadora de materias primas para los países centrales.

Desde el conservador Agustín P. Justo (década del 30) hasta Juan D. Perón (décadas del 40, 50 y principios de los 70) pasando por los radicales Frondizi e Illia (década del 60) la educación se orientaba hacia el desarrollo de una economía con base industrial y comercial. Fue a partir del gobierno de Isabel Perón (1974-1976) que se comenzó con una política económica que atentaba contra ese industrialismo y que la Junta Militar (1976-1982) y el peronista Carlos Menem (1989-1999) terminaron de aniquilar. Obviamente que el sistema educativo acompañó ese desmantelamiento, no porque los docentes quisieran, sino porque las políticas educativas eran funcionales a tales fines.

Si bien la Ley de Educación Nacional (Ley 26.206), sancionada durante el gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007), tenía por objetivo cambiar los desastrosos resultados de la menemista Ley Federal de Educación (Ley 24.195) aquella no ha mostrado resultados positivos medibles en el tiempo.

En los últimos años el sistema educativo se encuentra en un constante debate sobre su rol en la sociedad. Para muchos, la escuela es formadora de ciudadanos y para otros, es una red de contención social. Hay quienes ven en la escuela un lugar de aprendizaje y hay quienes la utilizan para cuestiones meramente políticas.

Hace años que los integrantes de la comunidad educativa argentina no nos reunimos para redefinir el papel de la educación con miras al siglo XXI. Debemos volver a hablar de calidad educativa, de equidad y de inclusión. Pero no nos quedemos en el mero debate. Hagamos acciones concretas. La escuela debe volver a ese lugar de importancia gubernamental y social y dejar de ser “el problema de la educación”. La escuela siempre va a ser la solución.

Por Mariano José Visoso – Profesor de Historia y Lic. En gestión educativa – Consejero escolar de Tigre Juntos por el Cambio