Vivir con miedo no es vivir

“Vivir con miedo no es vivir” aseguraba Melisa Guízar Godoy, hace pocos días, en su intervención del Parlamento Infantil 2022 en México.

Sin duda esta niña de tan solo 10 años representa con sus palabras el sentir de todas las mujeres y diversidades que venimos luchando por erradicar la violencia patriarcal de esta sociedad machista en la que vivimos y que tanto deterioro ocasiona a la humanidad.

brickel

La deuda es con nosotras. Reclamamos justicia, su ausencia nos daña, su inaccesibilidad nos vulnera una y otra vez, su inoperancia nos mata. Somos mujeres, con una historia, un nombre propio, una vida que vivir y lo único que hemos conseguido hasta aquí es la despersonalización. Pasamos de ser personas a ser un número estadístico con el cual se crean leyes específicas para nuestra supuesta protección integral.

Contamos en la actualidad con la Ley 26.485 “De protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus Relaciones Interpersonales”, La ley 26.743 de “Identidad de Género”, y otras tantas leyes garantes: Derechos sexuales y reproductivos, Educación (ESI), Participación Política, Equidad de género, Trabajo y seguridad social, Protección integral de los derechos de la niñas, niños y adolescentes…

Entonces, ¿cómo es posible que sigan vulnerando nuestros derechos? ¿cómo es posible que sigan matándonos?

No necesitamos crear más leyes si ni siquiera podemos dar cuenta de qué es lo que pasaría si alguna vez se aplicaran todas las que ya existen. Es necesario empezar a pensar en una Justicia que funcione, es fundamental trabajar en el acceso a la justicia, un acceso a lo largo y a lo ancho del País, un acceso hacia lo profundo de los territorios contemplando todas las particularidades, y donde erradicar las violencias venga acompañado de un cambio de paradigma y de concepción de las políticas públicas, que promuevan una justicia de impacto real y tangible.

En sentido de la proclama por la “Reforma Judicial Feminista con Perspectiva de Género” se han redactado y presentado proyectos que recogen esta demanda, con fundamentos contundentes, atendibles y puestos a disposición para dar el debate, con propuestas novedosas y direccionadas para enfrentar y abarcar la problemática que nos azota.

¡Es urgente! nos siguen maltratando con la palma abierta y con el puño apretado, en cada insulto, humillación, amenaza y hostigamiento, en cada difamación de nuestro nombre e imagen, en cada golpe que nos destroza por fuera y por dentro, cada vez que una congénere es violentada en sus derechos de salud, de elección de vida, de goce y de sexualidad, cada vez que maternar es una imposición y no una elección de deseo, cada vez que nos someten económicamente o nos degradan laboralmente por nuestra condición de mujer o diversidad, cada vez que nos desaparecen, nos encarcelan, nos violan o nos matan, cada vez que el brazo invisible de la justicia nos revictimiza por inoperancia, ineptitud, por indiferencia o inaccesibilidad.

Debemos asistir y acompañar a la víctima, no solo en lo económico (que es importante), también es de vital importancia priorizar su psiquis para que pueda afrontar el proceso que deviene luego de ser violentada, trabajar sus miedos, su autoestima, sumergirse en su historia, comprender su contexto, trabajar los vínculos y su red de contención, debemos fortalecer su salud mental para que pueda estar dispuesta a tomar las riendas de su vida y salir adelante, fuerte y fortalecida.

Necesitamos un estado presente, con políticas integrales y activas a nivel nacional, provincial y local; es preciso señalar la urgencia, revisar procesos y accionar en forma inmediata. No podemos seguir esperando para vivir en igualdad de derechos y condiciones, es cabal que podamos construir sociedades dispuestas a desaprender prácticas violentas naturalizadas, deconstruir los micromachismos y comprometer a cada persona a nuestro alrededor para que nos acompañe a dar la batalla e involucrarse en esta lucha que debe ser de todas, todos y todes; porque aunque se mire a un costado esto sucede ¡esto nos sucede!, y solo así algún día podremos cicatrizar esta heria que no ha dejado de sangrar.

Por Luciana Isabela Quetglas  Lic. en Comercialización y Psicóloga Social  Integrante de La Comisión de DDHH Padre “Pancho” Soares