“Sé que me acusan de soberbia, y tal vez de misantropía, y tal vez de locura. Tales acusaciones (que yo castigaré a su debido tiempo) son irrisorias” La casa de Asterión. J. L. Borges.1949.
Mauricio no pudo hacerse solo; hubo, hay, un 51 % y un 49%, que le hicieron sentido a un inexistente ¡viva Mauricio! Dar vivas u otros gritos de entusiasmo en honor a Macri, es increíble pero no imposible, fue, es una catástrofe.
No quiso cumplir lo que prometió en campaña y extremo su ataque sistemático para destruir a las personas e instituciones que no piensan ni actúan como él.
La duplicidad en MM se dejó entrever en su original consistencia bizarra; fue, es como un fallido Robocop (1990) de Argenzuela, que quiso de modo abusivo construir política como la marioneta “Mauricio”, sin apellido anterior ni historia futura.
La ideología de sus actos, vive entre el tendal de “deshechos”, consecuencia de sus políticas antidemocráticas. Su fracaso se expresa en el mutismo habitual y forajido que balbucea en modo “Yo no fui”: “es lo que hay” y “pasaron cosas”. Un artefacto despersonalizado es su verdadera identidad política.
Quizás, sin saber algo del tema ni sus variaciones deseaba hacerse(padre) presidente autoritario, obstinado e infiel. No supo de combates honestos ni valores, ni hablar de contenidos políticos y convivencia humana. Padece y goza como el monstruo Asterión en el laberinto sin poder escapar. – J. L. Borges 1949- Soberbio, cree en el mundo redondo, donde cree tener un riel rectilíneo rígido para “acelerar” y poder avanzar con sus caprichos. Macri, lo dijo y dice, “volvería hacer lo mismo”, más rápido y de modo imperativo y definitivo.
A modo del perfecto criminal, espía y totalitario, clausuro la conversación política con prisiones arbitrarias contra los que interrogan sus decires. Hace “lo hay que hacer” persiguiendo el lenguaje… político.
MM, doble y único, es un digito aislado. El movimiento político le es ajeno, en definitiva, solo dirige contrabandos. Construye una cadena de un solo eslabón. Su pensamiento se agota en su propia felicidad infiel; para lo cual es un ferviente obstinado en argucias de clausurar el lenguaje del otro, de los otros.
Entregado al arrebato de buscar un padre, se encontró ocultando paternidades repetidas, y a exhibir virilidad forzado por un coaching neoliberal a lo Menem, (1990). Solo consume frases, a modo de consignas comunicativas sin mensaje, mínimas y violentas para ser publicadas en titulares de la página de clasificados de Clarín o La Nación.
Es Indiferentemente autentico, falso, defendido por el odio y el vacío que lo envuelve y desespera ante la existencia de la diversidad democrática. Siendo presidente nos advirtió que hay que “cuidarlo” para que no se enoje ni canse mostrando su interior explosivo y peligroso listo a escupirlo sobre el pueblo.
No hay acto que lo salve de la sombra del padre biológico, funcional, empresarial, y según sus últimas palabras, casi delincuente. Reaccionario eligió un “personaje” presidente y lo hizo con un gélido decorado peronista y fallo.
Sin nadie que le lea lo que nunca escribe, jugo un primer tiempo fantasmático, y ahora trivializa ese espejismo en un segundo tiempo de venganza. Impotente en el oscuro túnel, quiere salir al otro “tiempo” sin reflexionar la dimensión amorosa de la convivencia política. Tiene una deuda con el pueblo y es impagable.
“Mauricio que es Macri” y viceversa sigue siendo una máscara condenada al error. De su verdad queda una superficie fácil, insignificante, de odio y deudas delirantes.
MM es un estilo cruel y alucinado, como un artefacto a lo Robo.cop srl. refugiado en gestos coacheados, para el exclusivo beneficio de los como él.
Por Ricardo Arias – Mariano Añon – Agrupacion Sudeste – Invierno 2021