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Valores Sanmartinianos

El General José de San Martín es uno de los héroes más grandes del continente americano. La frase suena redundante, sin embargo, sería interesante pensar cuál es el origen de esta afirmación, y los alcances contemporáneos de su figura, legado y valores.

Comencemos por el final. El General San Martín fue una persona que pudo tener todo, absolutamente todo el poder con el que cualquier hombre de su tiempo hubiera soñado. Sus logros militares, su liderazgo y su visión continental, lo transformaron en un formidable candidato a “emperador” de una América libre. Sus campañas dieron vida y libertad a tres naciones (Argentina, Chile y Perú), y su gesta cordillerana fue central en la liberación de Bolivia, Venezuela, Colombia y Ecuador, al entregar la posta libertadora a Simón Bolívar, que bien podría ser su alter ego en este relato. Pero esa es otra historia.

San Martín no utilizó en ningún momento, su formidable trayectoria militar para acceder a posiciones de poder, y entendiendo, con gran visión histórica, que cualquier intención de liderazgo, necesariamente llevaría a derramar sangre criolla, la sangre de sus hermanos argentinos por los que tanto luchó y se sacrificó.

En la Argentina anárquica que comenzaba en la década de 1820, ninguna aspiración al poder real se vio posible sin derramar sangre de hermanos. Largas y sangrientas décadas de guerra civil son la prueba contundente de ello.

Su negativa a participar en las guerras civiles, incluso negándose a cumplir una orden del Directorio porteño de combatir a los caudillos federales, son la prueba contundente de la visión nacional, fraternal y americana que tenía de su pueblo. Continuaría en cambio, con propios recursos, la lucha independentista del continente, enfocándose en la liberación de Chile, y luego preparar el ascenso hacia el Perú. La historia se encargaría del resto.

Hablemos de grandeza.

Lo que fascina de San Martín, es la capitulación de todo su poder.

Luego del encuentro de Guayaquil, en donde el General le entrega Bolívar la gesta libertadora (la historia sigue discutiendo el contenido de la entrevista), bien podría su regreso a Buenos Aires ser el factor de unión y liderazgo que nuestro pueblo necesitaba.

Sus enemigos no lo hicieron posible. Pero fundamentalmente, el que decide una salida pacífica, y 20 años de exilio, es el propio San Martín. Más allá de la oposición que encontró en Buenos Aires, específicamente en Rivadavia, cualquier intención de permanecer o intervenir en los asuntos nacionales, hubieran llevado inexorablemente a una contienda armada, y más guerra civil.

La gloria del General San Martín, es renunciar a los honores, el poder y todo lo que (justamente) hubiera merecido en su retorno a Buenos Aires. Pudiendo tenerlo todo, decide retirarse al olvido antes de involucrarse en una contienda armada entre hermanos.

Abnegación, entrega total, humildad, sensatez, principios sólidos y una ética inquebrantable, incluso en perjuicio de los propios intereses. Esos son los valores sanmartinianos.

Los valores que nos legó el General San Martín, son aquellos por los que vale la pena vivir, por los que debería jurar todo hombre que se dedique a la causa pública.

En carta a Artigas, en marzo de 1819, el General escribe:«Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos todo, y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran atacar nuestra libertad. No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria. Mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas»

Hoy conmemoramos el paso a la Inmortalidad del General José de San Martín, el más grande de todos los argentinos.

Por Leonardo Güi – Abogado – Docente UBA – UCES

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