Una Patria no se entrega

Por Carlos “Beto” Ramil

El 9 de julio no es una fecha más. Es el recordatorio de que la independencia no fue un regalo, sino una decisión política, colectiva, profundamente valiente. Fue el fruto del coraje de hombres y mujeres que se animaron a soñar un país libre, aún en medio de la incertidumbre y las amenazas.

brickel

Pero la independencia no se firma una sola vez. Se defiende todos los días. Se sostiene en la soberanía política, en el derecho de un pueblo a decidir su destino, en la administración de nuestros recursos naturales, en la defensa del trabajo argentino y en el compromiso con una Patria justa y equitativa.

Argentina es un país inmenso, rico, con un pueblo solidario, con tierra fértil, energía, ciencia, cultura y corazón. No podemos permitir que eso se entregue. No podemos permitir que se nos convenza de que el futuro está en manos de unos pocos. Este país es demasiado grande como para dejarlo caer en manos chicas.

Necesitamos dirigentes a la altura de la historia. A la altura del sueño de Belgrano, de Güemes, de Juana Azurduy, pero también a la altura del obrero, del docente, del pibe que estudia, del jubilado que espera, de la madre que pelea. Argentina no necesita mesías: necesita representantes con coraje, con amor por su pueblo, que defiendan la independencia económica y la dignidad nacional.

La argentinidad es un lazo profundo que no pueden romper ni las crisis ni los discursos del odio. Nos une el mate compartido, el esfuerzo cotidiano, la memoria de quienes lo dieron todo para que hoy tengamos una bandera que flamee libre.

Este 9 de julio, una vez más, reafirmemos que una Patria no se entrega. Se cuida, se defiende, se honra con hechos.