Un 17 de Octubre de lealtades confusas

Conocemos al 17 de Octubre como el día de la “Lealtad”, cuando miles y miles de obreros se movilizaron exigiendo la libertad del entonces Coronel Perón, demostrando así su lealtad con quien consideraban había sido leal con la satisfacción de reivindicaciones negadas durante tantos años.

¡Cuántos 17 de Octubre pasaron desde entonces! ¡Y que distintos fueron a través del tiempo! Los hubo de festejo, de alegría y de celebración en un pais que crecía y hacía crecer. Los hubo clandestinos y de resistencia con el amargo sabor de las conquistas pisoteadas y el líder lejos. Hubo un 17 muy especial, en 1973, con la alegría recuperada de tener a Perón nuevamente en el gobierno pero con la sensación que los enemigos estaban golpeando nuevamente y que, a diferencia de otras épocas, los enemigos se enmascaraban y esta vez decían ser amigos. Y hubo un 17 muy triste, seguramente el mas triste de todos, el de 1974, cuando acabábamos de perder a Perón y dejaba de ser presencia, para pasar a convertirse en recuerdo, enseñanza y guía…

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Los 17 posteriores también tuvieron distintas circunstancias y significados. Volvimos a tenerlos en medio del dolor de la represión salvaje y la democracia nuevamente arrancada, y de reflexión y recuperación después de la derrota inesperada.

Pero hubo dos etapas, extensas ambas, donde la conmemoración de la “Lealtad” adquirió un curioso y contradictorio significado. Durante los ’90 muchas veces se conmemoró el “día de la lealtad a Perón” celebrando las decisiones de un neoliberalismo rabioso que entregaba y destruía el patrimonio nacional y contrariaba de modo contundente a su pensamiento.

En la década siguiente, hasta el 2015, se recurrió a la conmemoración del 17 de Octubre, circunstancialmente, de acuerdo a la necesidad electoral, mientras se llevaba a delante una política que se ubicaba en las antípodas del ideario de Perón: se pretendió reemplazar la cultura de la producción y del trabajo con el plan que perpetuaba la pobreza, la armonización del capital y el trabajo por la lucha de clases, la unidad nacional por el enfrentamiento sistemático, se llamó “argentinización” o “estatización” a miserables maniobras de encubrimiento o enriquecimiento personal, se atravesó una etapa de formidable crecimiento económico sin que el mismo se haya reflejado en mejoras estructurales para la Argentina y los argentinos…

Hoy, en medio de una dolorosa situación, estamos frente a un nuevo 17 de Octubre. Una importante porción de la dirigencia peronista ha convalidado una suerte de “entrismo con consentimiento” de sectores que reivindican “su peronismo” al solo efecto de acceder al poder. Peor aún, son conducidos por ese entrismo que deliberadamente confunde Peronismo con progresismo o camporismo. Muchos compañeros y amigos – lamentablemente- lo aceptan sumisa, obedientemente. Y se preparan para “festejar” un 17 de Octubre de lealtades confusas. ¿Lealtad a Alberto, a Cristina, a Máximo, o a Sergio…?

Este aniversario merece que lo conmemoremos reivindicando nuestra lealtad a las ideas que -cuando fueron llevadas adelante- transformaron al pais y a la vida de los argentinos como nunca antes. Producción, trabajo, unidad nacional, justicia social, libertad, respeto a la ley y a las instituciones son -entre otras- esas ideas a las que adherimos.  Como lo definiera el propio Perón: “…la comunidad a la que aspiramos es aquella donde la libertad, la justicia y la responsabilidad son fundamentos de una alegría de ser, basada en la certeza de una propia dignidad”.

Por Claudia Rucci – Senadora de la Prov. de Buenos Aires