Tenemos que recuperar el espíritu de 1816

Por Natalia Quiñoa*

Hace poco más de 200 años nos dábamos cuenta que juntos teníamos la fuerza para luchar por nuestras convicciones. Que si nos poníamos de acuerdo y limábamos algunas asperezas podíamos emanciparnos y llegar a ser una PATRIA GRANDE. En 1816 se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación, un deseo social de vivir sin tutela, y así el 9 de Julio en Tucumán se firmó la independencia.

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Independencia que fue creciendo y supo conquistar grandes desafíos. Nuestros antepasados hicieron realmente de este país una Patria enorme y un pueblo lleno de valores y convicciones.

Sin embargo, un enemigo silencioso y traicionero se fue enquistando en nuestra sociedad, se fue metiendo en cada institución, en cada rincón, con falsos relatos, con falsas promesas, con falsa justicia social, sembrando odio y creando fantasmas de desigualdad. Se fue profesando una cultura de la ignorancia y el dependimos.

Pasaron seis años entre la revolución de mayo y la declaración de la Independencia, claro está que si hubiera existido un acuerdo en 1810, la declaración se hubiera firmado en ese momento, pero la necesidad de avanzar sobre la misma era imperiosa para poner orden y comenzar a construir un proyecto que traiga paz y bienestar a los habitantes de este suelo.

Como una analogía entre 1816 y la actualidad nos encuentra con una Argentina partida en mil pedazos, con una grieta que pareciera insoldable, con una Argentina totalmente desorientada, sin rumbo, desesperanzada. Una Argentina en ruinas, con la educación destruida, con la mitad de su población sumida en la pobreza, con una juventud que ve su posibilidad de crecimiento en otros países y con una dirigencia que sigue mirando para otro lado, con el único objetivo de perpetuarse en el poder para cumplir sus intereses personales a costa de todo y sin resignar nada…

Estamos ante una sociedad fatigada de su propia angustia, una sociedad cansada de sufrir, una sociedad sin ganas de luchar … con una sensación generalizada de que la batalla está perdida …

Todavía somos muchos los que seguimos peleando, y realmente la patria está en peligro. Hoy tenemos que recuperar el espíritu de 1816, ese, que a pesar de las diferencias internas, supo poner el interés común por encima de los intereses particulares entendiendo cual era el verdadero enemigo.

Juntos y con las mismas convicciones se puede recuperar esa libertad,

Tenemos que despertarnos, hoy tenemos que decir basta! Se lo debemos a nuestros abuelos que pensaron en una patria Grande … por ellos y por todos nosotros digamos fuerte VIVA LA PATRIA … Y DIGAMOS BASTA PARA SIEMPRE.

*Natalia Quiñoa – Concejal PRO / VIVAMOS SAN MARTIN