En toda gran mentira que se hace sentido común, anida un núcleo de verdad.
Cuando Milei sale a denostar la política a través del señalamiento de quienes la integran (en sentido restringido, porque en realidad todos hacemos política de manera permanente) como una casta, algo de razón tiene. ¿Qué sensaciones generan estos dichos en el común de la gente que recibe el mensaje? Simple, que quienes ejercen dicho oficio (es un oficio para el cual hay que calificar, como para cualquier otro) lo hacen impulsados por un interés propio, que a lo sumo comparten con quienes se dedican a lo mismo. Algo así, como cuando los intelectuales subimos a una palestra a dar una conferencia para nuestros colegas.
Sabemos que el aplauso está garantizado por cortesía. Quienes te aplauden desde la tribuna, esperan de vos el mismo trato cuando se inviertan los roles. Las chances de recibir un abucheo, son prácticamente nulas, a menos que las gansadas que habitualmente repetimos como loros sean muy exageradas.
Pero hay algo más que vendría a confirmar eso del núcleo de verdad en una gran mentira: el voto “no positivo” del presupuesto por parte de la oposición. Sí, tal vez sea ese el más contundente de los ejemplos. Los diputados de la oposición que fueron elegidos en la totalidad de los distritos a lo largo y ancho del territorio de la Patria, sabían que el presupuesto incorporaba una multiplicidad de obras públicas importantes para mejorar la calidad de vida de sus coterráneos, sin embargo no les importó y “voltearon” el presupuesto que las contemplaba. ¿Por qué? Sencillamente porque profundizar el enfrentamiento con el oficialismo garpa más en términos de sus proyectos personales y de casta que llegar a un acuerdo que le facilite a la actual administración llevar adelante esas obras. Cuando levantaron sus manos, pensaban en sus propios intereses y los de su coalición opositora, en ningún momento se les paso por la cabeza la posibilidad de acercar agua potable o saneamiento ambiental a ese vecino de su Provincia que lo necesita para mejorar su calidad de vida y que para eso lo voto. Ese es el núcleo de verdad que anida en algunas fracciones de la política, esa es la actitud de casta a la cual se refería Milei y a la cual él se decidió por ingresar para garantizar aún más su reproducción. O ¿alguien en su sano juicio puede pensar que este personaje aspira a representar a esos pibitos que lo idolatran como a Jesús de Nazareth? Por favor, todos sabemos a quienes viene a representar este personaje y si no lo saben, vayan y averigüen para quienes trabajaba antes de aventurarse a integrar esa casta que tanto critica.
A nosotros nos cabe la tarea de no convertirnos en una casta y para ello se necesita de la participación popular. Como bien lo señalo Máximo en el día de la fecha en la Quinta de San Vicente, abramos nuestras organizaciones y recibamos a todos y todas, discutamos todo lo que tengamos para discutir y busquemos las síntesis superadoras. Que el pueblo en su inmensa y pluriversa riqueza sea el protagonista de este tiempo histórico, porque como nos lo enseño Perón: solo el Pueblo salvara al Pueblo.
Por José Manuel Grima – Carlos Muggeri – Agrupación Sudeste. – primavera 2021