Hoy en día, por la situación que estamos experimentando, nos encontramos inundados de angustia. Vemos que muchas personas sufren, han sufrido o sufrirán.
Experimentamos una sensación de que estamos todos en el mismo barco, aunque existan diferencias entre nosotros. Parece ser casi imposible que muchos de nosotros no nos contagiemos en algún momento, pero aun asi, intentamos que al auto-cuidarnos, cuidemos al resto.
Aparece un sentido del “Nosotros” que en la normalidad de nuestros días previos a la pandemia, parecía olvidado. Y aunque, como decía anteriormente, no somos todos iguales, tenemos la posibilidad de tener una experiencia compartida prácticamente a nivel mundial, y esto no suele darse.
En cuanto a tu salud mental, es necesario que puedas diferenciar entre lo que podes controlar, o sea sobre lo que podes accionar, de lo que no. Porque si te quedas pegado a lo que no podes modificar, vas a tener un gran monto de ansiedad y malestar. Por ejemplo: no podes controlar la duración de la pandemia ni de la cuarentena, no podes controlar que las personas sufran, se contagien o lleguen a morir, no podes controlar el pasado, y tampoco podes hacerlo con el futuro. Por otro lado, podes controlar como reaccionas a todo eso que pasa, que pensas y que sentís, como se suele decir “podes elegir como te lo tomas”.
Si hoy la angustia te invade, si estas triste por el dolor de otras personas, tal vez es una excelente oportunidad para poner en práctica la compasión.
A diferencia de lo que suele pensarse, la compasión es muy distinta a la lastima.
La palabra tiene que ver con padecer o compadecer con los otros. Todos hemos experimentado situaciones de sufrimiento. Pero la compasión tiene una vuelta de tuerca más, es un intento de evitar que el otro sufra, y sabemos lo que se siente, porque todos hemos estado en algún situación que ha generado dolor.
El crecimiento como personas es posible cuando nos damos cuenta de que no estamos solos, es necesario tratar de hacer algo por ayudar a que las vidas de los otros también sean mejores.
Desde el lugar de la compasión, podes desear buenas cosas hacia los otros, podes enviarles buenas energías, por lo que vos y el otro están atravesando en esta situación. En lo concreto, podes llamar a algún familiar, ayudar a algún vecino, dar una mano a alguien que hoy no este pudiendo trabajar, jugar con tus hijos, preguntarte y preguntarle a tus seres queridos como se sienten.
Hoy me parece que la clave es enfocarse en lo que si podes hacer o controlar, e intentar dejar de conectar con lo incontrolable.
¿Queres seguir angustiándote por lo que no podes, o preferís hacer algo más productivo por vos y por los otros?
Por Lic. Natalia Fernández- Psicóloga Cognitiva Conductual
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