Ser Humanos, Ser Cristianos

¿Qué significa en este tiempo de pandemia mundial y en este momento, la Semana Santa, ser humanos y cristianos?

A partir de todo lo que estamos viviendo he visto y leído como distintos estudiosos han comparado la actual pandemia  con distintas pestes que asolaron a la sociedad siglos pasados, como, quizás la más famosa, la “Peste Negra” que sembró muertes por doquier en la Europa del Siglo  XIV (1348 – 1350).  De esta última, mencionan los historiadores, causas de origen económico fundamentalmente la crisis de un sistema económico, social, político, cultural como fue el feudalismo y que sin embargo sobrevivió varios siglos más, sin entrar en complejidades  y en los contradictorios senderos de la historia, lo que marcara su ocaso ya sea la Revolución Industrial, ya sea la Revolución Francesa, plantearon valores humanos de carácter urgente e imprescindibles para ser vividos, para ser humanos;  los derechos del hombre quedaron impresos con letras mayusculas en la frente de la sociedad occidental: la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad, se convirtieron en el paradigma de la nueva sociedad que que se generó entre el siglo XVII y el XVIII, no quiero hacer historia, quiero solamente notar como esa nueva sociedad que se fue abriendo paso buscaba después de siglos de privilegios, autoritarismo, discriminación que los seres humanos seamos, eso, seres humanos.

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No ignoro, que desde dónde reflexiono, el cristianismo de tradición católica, fue uno de los colectivos que obstaculizaron los procesos de cambio y transformación que toda la sociedad estaba pidiendo. Y si antes hablaba de lo contradictorio que es el acontecer humano creo que no deja de ser llamativo como en los círculos cristianos pareciera que borraron con el codo lo que Jesus escribió con su vida y digo esto porque si algo me alienta y me impulsa en el caminar cotidiano como cristiano es comprender, es reconocer, es creer que Jesús me ayuda a ser humano. Porque él lo fue, porque siendo Dios no considero su condición como un privilegio a conservar sino que se hizo carne y sangre, muerte y vida, así nos termino mostrando a nosotras, a nosotros, a nosotres que en su recorrido el desafío fue para él calzarse unas sandalias cargadas de humanidad.

Fue humano cuando se dejo interpelar por lo que vivían sus compatriotas, pueblo marginal oprimido por el Imperio Romano, por su dolor, por su sufrimiento por su marginación. Y si ciegos, sordos, paralíticos y aquejados por diversos males le gritaron su desdicha él no permaneció indiferente, se compadeció, no les tuvo lastima, que seria la pena que nos da ver el sufrimiento del otro y no hacer nada, él se conmovió, o sea, se le revolvieron las tripas, y esto, lo impelió a actuar, a tender su mano con amor, a acogerlos con ternura, a mirarlos no como alguien solamente necesitado sino como hermana como hermano, como persona, como humanx.

Esto fue un riesgo tratar, ver al otrx como un igual, como un hermanx,  porque entendía que todos somos hijxs de un Dios Padre y Madre que estamos invitados a sentarnos en la mesa del banquete de la vida, que siempre hay lugar, un mundo donde quepan todos los mundos, el tuye, el de ella, el mío, todxs cabemos. Esto lo expuso frente a la mirada de los poderosos, los privilegiados, los dueños de todas las otras cosas, Jesús se dejo interpelar por el otrx y su exposición  la pago con sangre, con vida.

Vivimos tiempos en que nos cuesta reconocernos, en ver al otro cómo un igual, como un hermanx, como un humanx.

Vivimos tiempos en que nos cuesta reconocer a la madre tierra, de valorarla, de acogerla, de considérala como la casa común que todxs habitamos.

Vivimos tiempos donde la sociedad capitalista ha privilegiado el interés de unos pocos por encima de las grandes multitudes y especialmente de aquellos que ha expulsado a las márgenes de la vida.

Esta nueva peste, el Covid 19, expresa de manera rotunda una sociedad, esta vez mundial, en crisis, económica, social, política, religiosa y cultural.

Es hora de cambiar, Dios, la Vida, el Destino, llámalo como quieras, golpea una vez más a la puerta de la humanidad, hay cientos de miles de víctimas y no sólo por la pandemia actual, las muertes por la violencia de varones que no toleran la igualdad de otrxs génerxs, las muertes por la violencia de los que gobiernan que descargan la prepotencia de las armas sobre ingentes cantidades de inocentes, las muertes por la violencia del hambre en tantos rincones de nuestra tierra que es un grito desgarrador a los poseedores de la riqueza del planeta… podría seguir enumerando situaciones a las cuales preferimos cerrar los ojos, los oídos, el alma.

Estamos caminando una Semana Santa distinta, no habrá celebraciones, nuestros templos quedaran vacíos, pero Jesús seguirá hundiéndose en el abismo de la injusticia y la muerte para que Dios, Padre y Madre, lo rescate por su fidelidad al proyecto que da Vida a todas, todes y todos.

Su Humanidad expuesta por el Otrx nos llama a que resucitemos con Él y nos animemos a ser Humanos como Él, Con Él.

¡Pascua Feliz para todas, todes, todos!

Por Jorge Marenco -Parroquia Nuestra Señora de Carupá – eliseomare@gmail.com