San Martín luchó por un pueblo soberano y con derechos

Por Gladys Pollan

“Hijos valientes de la patria, el Gobierno acaba de confiarme el mando en Jefe del Ejercito: él pone sobre mis hombros el peso augusto de su defensa. Yo admiro vuestros esfuerzos, quiero acompañarlos en vuestros trabajos para tomar parte de nuestras glorias...”, escribía José de San Martín a quienes lo acompañarían en su gesta de Independencia, la que marcaría al pueblo argentino a fuego. En aquellas palabras dirigidas a sus tropas, él mismo les pregunta e invoca: “¿La patria no está en inminente peligro de sucumbir? Vamos, pues, soldados a salvarla”. Lo cual significa una clara demostración de la misión que él propio San Martín se mentalizó en su regreso a la Argentina, entonces llamadas las Provincias Unidas del Río de la Plata. Él llegó a nuestro país en un momento particular de la historia donde estaba en juego nuestra independencia y soberanía, es decir que estaba en riesgo el futuro de la patria, y San Martín es la patria, porque su máxima de país era la independencia, que no sólo la pensaba a nivel local sino regional. Era el instrumento para libertar al pueblo, no solo argentino sino también americano. Un término que por estos tiempos se emplea en forma recurrente, alzado por unos sectores que proponen un horizonte diferente al que proyectó José de San Martín, cuando fue propuesto como Jefe del Ejército Argentino.

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El pasado 17 de agosto se conmemoró un nuevo aniversario de su muerte, una fecha que representa, más aún en los días que corren, motivo y espacio, no sólo de homenaje y recuerdo, sino también de reflexión. En pos de su figura y de sus valores, puesto que José de San Martín era un hombre talentoso, un brillante estratega. Un militar que da el ejemplo con su propio proceder y con vocación de servicio por la patria, la que pensaba e imaginaba libre, compuesta por una sociedad de iguales y con igualdad de oportunidades, sin distinciones. En relación a ello, es necesario recalcar en San Martín el concepto de la libertad por defecto de la falta de Independencia en el marco de la Unidad del País, y por ende necesitaba la unidad regional. Puesto que el Libertador proyectaba un país independiente soberano, en base a la inclusión de la sociedad argentina en su totalidad, no solo en derechos, sino también en la toma de decisiones en pos de un país independiente, libre y en crecimiento. Su propia figura representaba la unidad, dado que su convocatoria y designación al mando del Ejército reunía el consenso, en un contexto socio político marcado por divisiones, egos y ambiciones. Los cuales supo superar y disolver para impulsar la Independencia argentina.