El Municipio permitió que las actividades se desarrollen con un máximo de 10 personas, sin el uso de vestuarios, y bajo un estricto protocolo sanitario.
“Estaba necesitando esto; volver a encontrarnos con mis compañeras y practicar el deporte que tanto amamos en el club. Qué felicidad tan grande”, expresó con emoción Francesca Maser, de 18 años, vecina de San Isidro, que tras más de 200 días, el viernes pasado pudo volver a jugar un mini partido de hockey cinco contra cinco en el Club Atlético San Isidro (CASI).
El Municipio de San Isidro fue pionero en reaperturas del Gran Buenos Aires. En el deporte, a mediados de agosto habilitó los deportes individuales y náuticos, y en septiembre permitió la vuelta de los gimnasios. En esta ocasión, llegó el turno de los deportes grupales al aire libre o en espacios bajo techo, pero abiertos (como las canchas de fútbol 5).
Los protocolos son claros: el entrenamiento y los juegos son de 5 jugadores por equipo, sin superar un máximo de 10 jugadores por turno en total. No está permitido el uso de los vestuarios y la actividad se puede practicar durante 45 minutos.
En simultáneo a las chicas de hockey, pero en la otra mitad de la cancha de césped sintético del CASI, los chicos de la categoría infantiles de rugby jugaban a la tradicional “tocata”, para distenderse y agilizar el juego de manos al volver a tener contacto con el balón ovalado.
“Por fin pudimos volver al campo, el encierro y los ejercicios por Zoom nos tenían agobiados. Y también estaba triste porque pensaba que este año no iba a practicar con mis compañeros, pero el municipio demostró que con los cuidados se puede hacer”, reconoció Conrado Palomares, de 14 años, que juega de octavo.
Bajo un sol radiante, los chicos y las chicas llegaban en bicicleta o en autos particulares al predio de la Boya del club ubicado en el Bajo de San Isidro. Al ingresar, les controlaban la temperatura corporal y desinfectaban las manos. Ya cambiados, se dirigían directamente al campo de juego. Así la imagen se repetía una y otra vez cada 45 minutos.
El intendente Gustavo Posse se acercó al lugar en el primer día de entrenamientos grupales. “Nos produce mucha satisfacción ver a los jóvenes vincularse nuevamente entre ellos y sacarse esa angustia tras estar tanto tiempo encerrados. Seguimos con una reapertura en la que prima el sentido común y la salud mental de nuestros vecinos. Defendemos el hecho de tener una vida digna en la que se pueda estudiar, trabajar, hacer deporte y estar al aire libre”, afirmó.
Al igual que el rugby y el hockey, se pueden practicar todas las actividades en conjunto como fútbol, básquet, vóley, handball, entre otras.
Sofía Hanin trató de mantenerse en forma en este tiempo, pero no tenía la motivación del entrenamiento grupal. “Por fin volvimos a vernos las caras con mis compañeras. Yo entrenaba en casa, pero claramente no era lo mismo, me faltaba ese estímulo del grupo para levantar mi autoestima y mejorar mi rendimiento”, comentó la joven de 16 años, oriunda de San Isidro.
La cuarentena llevó a que los clubes no puedan abrir sus puertas y por ende a vivir una situación dramática a causa de la mora por las cuotas y el pago de los sueldos a los empleados y profesores que están a cargo de las distintas actividades.
“Fueron meses muy difíciles, pese al compromiso de los socios, el club tuvo que hacer un esfuerzo enorme. Pero desde un principio tuvimos una gran colaboración del municipio, nos sirvieron como guía y nos pusimos de acuerdo con los protocolos para que en primera instancia podamos volver con deportes individuales y ahora con los grupales”, sostuvo el presidente del Club Atlético San Isidro, Pablo Devoto.
Al finalizar los toques a modo de “tocata”, una de las variantes del rugby, Simón Colman analizó: “Todos entendimos que debemos cuidarnos y respetar los protocolos para que sigan abriendo actividades. El municipio se manejó muy bien e hizo todo lo que debía en la pandemia”.