Se arreglaron dos canchas de cemento en el Campo de Deportes N° 6. En la próxima etapa mejorarán otras dos. Unas mil personas concurren cada mes a las clases.
“Las canchas quedaron espectaculares; parece que estamos en el Abierto de Estados Unidos con el nuevo color azul del cemento”, señaló entre risas Jimena Gómez, vecina de Beccar que volvió a jugar al tenis tras la renovación que hizo el Municipio de San Isidro en las canchas del Campo de Deportes N° 6 (Roque Sáenz Peña y del Fomentista).
En lo visual, representa un punto favorable para los jugadores para mejorar el contraste entre el color de la pelota y el terreno. Las canchas rápidas pasaron de un color verde a un azul furioso. “Con esta tonalidad se distingue mucho más la pelota, incluso hasta mejoró el pique”, indicó Gabriel Hernández, que lleva varios años tomando clases de tenis.
Pero estas nuevas canchas no solamente mejoran lo visual, sino que también destierran los miedos a las lesiones. Desde la Secretaría de Obras Públicas contaron que en primera instancia se corrigieron los canales existentes para cargar un contra piso de tosca de 8 centímetros. Luego, colocaron un nylon abajo para poder realizar una carpeta asfáltica de 3 cm. Además, se pegó una malla anti grietas para prevenir futuras rajaduras.
El intendente de San Isidro, Gustavo Posse se acercó al Campo 6 para recorrer las nuevas canchas y dialogar con los vecinos. “Hace muchos años que sostenemos este proyecto social para que el tenis sea accesible para los vecinos de todas las localidades del distrito. Estas obras eran necesarias para mejorar las canchas teniendo en cuenta que el Bajo no tiene tierra natural”, sostuvo Posse.
Actualmente, se usan las renovadas canchas de tenis que están al fondo del complejo, y próximamente, se mejorarán las otras dos restantes. Habitualmente concurren unas mil personas por mes.
En pandemia, todo funciona bajo estrictos protocolos y con un máximo de cuatro personas por turno. Al ingresar al predio se toma la temperatura y se sanitizan las manos. Además, se debe mantener la distancia y llevar tapabocas hasta el momento de ingresar a la cancha (al jugar, no se utiliza).
Cada clase tiene una duración de 50 minutos, y los horarios son de 8:00 a 19:00. Asisten niños desde los cinco años, también adolescentes, adultos y adultos mayores. Siempre hay un profesor y se debe respetar la consigna: entrar, cumplir su turno, e irse cada uno a su casa.
Posse también destacó el rol de este deporte como herramienta de inclusión social, educación, y valoró el aporte que hace a la salud mental y física sobre todo en tiempos de pandemia marcados por el sedentarismo y aislamiento.
En relación a la dinámica de las clases, el director general de Deportes de San Isidro, José María Goyanes, comentó que en primer lugar se realiza una prueba de nivel para determinar los conocimientos que tiene cada persona en el juego.
Luego, se perfeccionan los golpes con el famoso canasto y con un profesor que lanza las pelotas. Allí, aparece el repertorio completo: drive, revés, saque, volea, smash y drop shot. En los niveles más avanzados, los alumnos juegan un partido de singles o dobles.
El municipio facilita las raquetas y pelotas para que los alumnos puedan concurrir a las clases.
“Las canchas están buenísimas. Es importante practicar deporte; te descarga psicológicamente, no solo físicamente. Hoy siento alivio”, analizó Inés Suárez, vecina del Bajo de San Isidro, que recientemente empezó a incursionar en el mundo del tenis.