Reflexiones …ser docente de este tiempo

La celebración del día del maestro/a nos ha encontrado viviendo en tiempos complejos y únicos. La pandemia y el aislamiento social preventivo y obligatorio han cambiado gran parte de las actividades cotidianas. El mundo no es el mismo, nosotros/as tampoco.

Hoy más que nunca nos interpelamos acerca del ser docente.

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Los y las docentes debimos trascender lo físico, lo corpóreo, para estar presentes, a pesar de la distancia… Nuestra presencia, más allá de lo presencial. Instalamos una pedagogía de cercanía, de amorosidad, para estar, para mantener y sostener el vínculo, para acompañar y para enseñar a nuestros/as estudiantes, atendiendo en cada uno/a de ellos/as la singularidad que crece, que madura, que se forma, que vive.

Escuela de Islas en Escobar

Ante tanta incertidumbre y desasosiego, la escuela sigue estando, hoy, con otros modos de escolarización. La continuidad pedagógica no fue ni es una ficción de normalidad, sino que es quien ha potenciado la significatividad de la escuela para sostener lazos y hacernos parte de un colectivo, aún en contextos y condiciones diversas. Porque desde esas diferencias, construimos lo común.

Necesitamos ser, en palabras de Daniel Brailovsky, “docentes arquitectos y anfitriones”. Algo que conjugue en la representación de un pensamiento de arquitecto y una sensibilidad de anfitrión para desplegar la imaginación pedagógica. Para figurarnos y pensarnos formas de vivir la educación.

Hoy más que nunca, los y las docentes, debemos enseñar a nuestro/as estudiantes a construir seres solidarios, en la comprensión y relación con el otro, la empatía, la comunicación asertiva, la conciencia social y la colaboración. En definitiva, facilitar caminos pedagógicos para que puedan construir significado y dar sentido a sus vidas.

Podemos elegir quedarnos en la fragilidad, en la incertidumbre o volver este tiempo en una oportunidad para construir otro horizonte posible, porque no todo es incierto. Porque nuestras convicciones acerca de la educación como derecho, de una escuela más justa y libre nos reafirman a la vez que nos posibilitan repensarnos, desafiar gramáticas escolares, transformar prácticas y miradas.

Nos queda un tiempo, aún, de este año escolar, también tareas por delante. Seguir cuidando, sosteniendo y produciendo lazos. Seguir registrando lo que pasa, lo que nos pasa y les pasa a nuestras/estudiantes y sus familias.

Nos queda tiempo para vivirlo convencidos/as de que todo lo que estamos haciendo no es tiempo perdido, no es ilusorio ni ficticio. Docentes y estudiantes haciendo escuela, tendiendo puentes para sostener esta presencia a la distancia. Pero también con la necesidad de un tiempo para procesar lo que nos sucede, para poder pensar, compartir, descansar, y también para celebrar…

Que no decaiga tanto trabajo, que no perdamos la capacidad de seguir explorando e inventando, con el compromiso férreo de continuar imaginando otros futuros e igualdades por venir.

Por Lic. Diana Luz Yacuzzi – Docente – Directora de Gestión Curricular de Educación Secundaria de la Pcia de Bs As.