Hay un tema murguero del Canario Luna y Tabare Cardozo que dice: “El tiempo me enseñó que las banderas son palos con jirones que flamean y el mapa es un papel que se reparten los reyes mientras los hombres pelean”.
Si bien no estoy muy de acuerdo con esa idea, el tema me encanta (debe ser por mis raíces rioplatenses) y cada vez que hablo de las banderas se me viene a la mente ese fragmento. Las banderas tienen un porqué, un cómo, un dónde y un para qué. Nuestros ancestros buscaban siempre estar debajo de una bandera y si no existía, la inventaban. Y así nacieron las banderas nacionales, parte indispensable de las identidades de pueblos y países. Después vinieron un sinfín de otras banderas, a veces de tela, a veces en forma de ideas, pero banderas al fin.
Hoy, formalmente es el Día de la Bandera Argentina, que fue izada por primera vez el 27 de febrero de 1812. Se eligió esta fecha en homenaje a su creador, don Manuel Jose Joaquin del Corazon de Jesus Belgrano. A diferencia de Güemes o San Martín que tienen sus propias fechas conmemorativas, Belgrano es recordado por la bandera. Gran honor para cualquier persona, pero la historia y el calendario lo limita a eso…a ser el creador de la bandera. Y en cierta forma es un poco injusto ya que Belgrano era uno de los cuadros políticos más formados de la Revolución de Mayo. Siendo funcionario de la Corona Española en el Consulado de Buenos Ayres, impulsó la Educación Técnica y de oficios (escuelas de dibujo y la Escuela de Náutica ambas en 1799), fue promotor del Libre Comercio y de las nuevas ideas igualitarias de la revolución francesa. Consideraba que la prensa libre era más que importante para el desarrollo de las ideas, por eso participó en la fundación del famoso periodico Telégrafo Mercantil y del diario Correo del Comercio. Fue integrante de la Primera Junta de Gobierno y comandante de las fuerzas patriotas. La creación de la bandera se hizo con un objetivo netamente militar, que era la de distinguirse con un estandarte que no sea el español. Belgrano fue mucho más que un militar autodidacta. Debería ser el símbolo de la educación, de la libertad de comercio, de la prensa libre. Liberaba pueblos a través de la espada pero también a través de las leyes. Dictó reglamentos para la liberación de los pueblos guaraníes de las misiones. Donó dinero para la construcción de escuelas en el interior profundo de la incipiente Argentina. como todo argentino de bien y comprometido con la causa americana, murió en la pobreza.
Existen muchos historiadores, profesores y escritores que se encolumnan en dos bandos: los belgranistas y los sanmartinianos. Debaten para determinar quién es el Padre de la Patria. Personalmente creo que ambos aportaron hasta lo que no tenían para la liberación de los pueblos. Tanto San Martín como Belgrano se respetaban y admiraban mutuamente. No me parece acertada esa competencia para ver quién fue más grande.
En lo que sí podemos estar de acuerdo es que hoy la celeste y blanca nos une como pueblo y nos representa en el mundo. La celeste y blanca es única, gigante y hermosa. Como argentinos siempre estamos viviendo (a veces con cierto gusto) en una grieta eterna, pero siempre cobijados por ella. Y continuando con el tema murguero del Canario Luna y Tabaré Cardozo, les dejo esta estrofa: “El tiempo me enseñó que los amigos se cuentan con los dedos de una mano, por eso debe ser que no los cuento, para pensar que tengo mil hermanos”
Por Mariano Visoso – Profesor de historia y Lic. en Gestión Educativa – Consejero Escolar de Juntos Tigre