Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila

Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila

Mariano Moreno

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Muchos dicen que la independencia de la República Argentina tiene una fecha exacta y cabal en el 9 de Julio de 1816. Soy de los que creen que algo tan importante como la libertad, se forja y se construye con tiempo y, sobre todo, con sacrificio.

Por eso entiendo que nuestro 9 de Julio hubiera sido imposible sin nuestro 25 de Mayo, como también hubieran sido imposibles las independencias de tantas naciones de nuestro continente.

Nuestra revolución fue un engranaje clave en una maquinaria continental que lograría transformar a América en un nuevo paradigma social, político y económico. Y esa gran maquinaria fue instrumentada por dos grandes hombres, que desde ambos extremos de Sudamérica realizaron gestas sin precedentes, con el único fin de concretar la liberación de sus pueblos. Encontramos en Simón Bolívar y en José de San Martín la condensación de miles de patriotas hispanoamericanos y de, prácticamente, todos los proyectos y concreciones de las independencias de las naciones de América del Sur.

El 25 de Mayo de 1810 nos demuestra que los grandes objetivos siempre implican grandes sacrificios, y que estos valen la pena porque escriben nuestro historia. Sin duda es la fecha más celebrada por los Argentinos, quizás porque lleva casi explícitamente el calor de la revolución, quizás porque el recorrido es la mejor manera de valorar el destino de llegada, o quizás porque nacer es más importante que la partida de nacimiento.

De cualquier manera, lo cierto es que estamos en deuda con los hombres y las mujeres de Mayo, que con su entrega han construido nuestra gran Nación. Difícilmente podamos saldar esa deuda, pero si podemos honrarlos con nuestros actos.

Por Luis Samyn Ducco – Concejal Tigre