¿Quién cobra los penales simulados?

Por Jorge Arias*

El fútbol y la política están históricamente emparentados en nuestra Argentina… ni hablar de lo que nos espera en los próximos meses antes, durante y después del Mundial 2022 de Qatar.

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El reglamento del fútbol (que también dicho sea de paso, no siempre se cumple) establece una sanción que, si se repite, es digna de expulsión, cuando un jugador intenta engañar al árbitro, p. ej. Dice la norma, al fingir una lesión o aparentar haber sido objeto de una infracción (simulando una falta inexistente);

Ahora, yendo a la política, y a la luz de los hechos de esta semana, me pregunto y les pregunto ¿quién es el árbitro de la política? ¿Quién sanciona a los jugadores que viven simulando cuestiones falsas buscando obtener una ventaja política?

Hemos visto esta última semana todo tipo de argumentos falaces, en muchos casos, y exagerados, prácticamente en todos los casos, para engañar deliberadamente a los ciudadanos, que a su vez somos los árbitros según parece. Y así, de ese modo falaz y ventajero tratan de engañarnos con frases tales como:

Las vallas son un regreso a la dictadura”; o del otro lado…

Los parripollos son un atentado a la paz social y a la convivencia democrática” (parece que sólo cuando están en Barrio Norte, porque en La Salada o en las cercanías de cualquier estadio serían Foodtrucks habilitados ¿no?); o también escuchamos:

Todas las conquistas sociales están atadas al juicio fraudulento a CFK y si la condenan, se perderán”… o del otro lado

Está en juego la República cuando no se reprime a quienes cortan calles en Barrio Norte” (parece que no cuando se cortan y se cortaban en todo el país, también en tiempos en los que gobernaba la actual oposición)

Existen muchas otras barrabasadas que por razones de espacio y para no abusar de la paciencia de ustedes, no mencionaré. Barrabasadas naturalizadas por el “periodismo de amigos” existente a uno y otro lado de la grieta, que no sólo las repite con rostro escandalizado sino que además agregan novedosos argumentos o históricos antecedentes para que la gravedad suene aún mayor.

Este juego de simuladores, embusteros vestidos de dirigentes políticos, no puede sino llevarnos a otros desastres mayores a los que ya sufrimos.

Nos calzaremos la camiseta arbitral los ciudadanos?

Seremos capaces de intentar caminos alternativos? O seguiremos las manadas de fanáticos vociferantes a uno y otro lado de la grieta?

No me atrevo a predecir nuestro comportamiento… llevamos décadas de mediocridad dirigencial consentida por los ciudadanos.

Hay sólo dos caminos en esta encrucijada, seguir avanzando por el camino de la grieta y de la política mentirosa que promete paraísos inexistentes a uno y otro lado de la polarización; o ensayamos un camino diferente, con dirigentes que jueguen con un reglamento que impida la simulación, en el que todos respeten el espíritu del juego, que no es otro que una democracia seria, de diálogo y proyectos de largo plazo, que nos lleve a donde debemos ir: una Argentina mejor!.

Hoy pienso que va llegando la hora de que esta sociedad haga tronar el escarmiento para los simuladores. Espero no equivocarme!

*Jorge Arias es director del Índice de Desarrollo Democrático.