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Por otro 25 de mayo

Para 1810 la situación social y económica en estas tierras era insostenible. La intermediación española en el intercambio aumentaba los precios condenando a la pobreza a todos aquellos que no eran parte del contrabando, que era controlado por el Virreinato. Sólo los comerciantes cercanos al puerto participaban de la vida política y accedían a bienes que en su mayoría provenían de Europa con materia prima americana.

Este escenario era virtuoso para la metrópoli y generaba una dominación basada no sólo en el colonialismo político sino también en un sistema económico que determinaba la imposibilidad de pensar en un proceso de industrialización.

Los ideales patrióticos estaban imbuidos por el pensamiento de Belgrano, Castelli, Monteagudo y Moreno, entre otros. Reinaba una coincidencia: la liberación definitiva sólo se alcanzaba con un proyecto de país.

Los sucesos de febrero de 1810 le dieron el impulso necesario a quienes venían bregando por un gobierno autónomo, Francia había dominado toda España. La semana de mayo, el cabildo abierto y la presión popular hicieron el resto, aunque fue necesario incluso recurrir a la amenaza del uso de la fuerza, como dijera Belgrano el 24: “¡Juro a la patria y a mis compañeros que si a las tres de la tarde del día de mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por las ventanas de la fortaleza!”.

La Primera Junta, gobierno resultante de los hechos de mayo, fue una clara muestra de las contradicciones existentes en el seno del movimiento revolucionario. Historiadores y ensayistas de distinta procedencia se encargaron de poner a Castelli, Monteagudo y Moreno en el rol de ala radicalizada, una suerte de jacobinos vernáculos. Esta lectura, si bien está muy difundida, responde a la necesidad de buscar analogías o espejos europeos, cuando podría también leerse a estos patriotas como aquellos que entendían a la revolución como algo superior a la constitución de un gobierno y a la Patria como Pueblo.

Moreno, quien muchas veces fue puesto como padre del unitarismo por autores poco o mal informados, dijo pensando en la construcción de una Nación: “El gran principio de la federación se halla en que los estados individuales, reteniendo la parte de soberanía que necesitan para sus negocios internos, ceden a una autoridad suprema y nacional la parte de soberanía que llamaremos eminente, para los negocios generales, en otros términos, para todos aquellos puntos en que deben obrar como Nación”.

La revolución de mayo, vista hoy, invita a pensar y reflexionar. El proceso de liberación empezó o tuvo un hito en 1810 y, a partir de ahí, la lucha por la definitiva emancipación fue también la disputa intestina por qué país queremos.  Aun estamos en medio de un proceso emancipatorio, con idas y venidas.

Hernández Arregui escribió en la introducción de Peronismo y Socialismo “el dilema es de hierro: Nación o factoría”, no hace mucho planteamos “Pueblo o Corporaciones” y antes se habló de liberación o dependencia, Braden o Perón. Como lo digamos o lo leamos, hablamos de lo mismo, de un proceso que tiene como premisa un proyecto de país en el que estemos todos y todas o uno para pocos, muy pocos.

La conjunción de actores que en pos de un interés superior se unen, a pesar de las contradicciones, conformando un colectivo que se enfrenta al orden existente para subvertirlo, no es otra cosa que el Pueblo y éste es la Patria.

En la actualidad estamos de nuevo intentando avanzar. Para eso, primero tenemos que reconstruir, sanar las heridas que dejó el macrismo. Vivimos una crisis sin precedentes y la pandemia parece eterna.

En este contexto, logramos poner por sobre las contradicciones secundarias nuestros intereses comunes, le damos vida al Frente de Todes. Miramos al mundo desde nuestros zapatos.

En 1810 la dominación y la forma de funcionar del mundo, sumadas al accionar de mercenarios de estas tierras, condenaba a la pobreza a muchos, la intermediación determinaba los precios. Hoy estamos viendo cómo comer parece un lujo, con millones de compatriotas pobres y precios de alimentos que suben y suben.

Somos gobierno y somos, por sobre todo, un frente político. Tenemos la responsabilidad histórica de dar un paso más hacia la liberación definitiva. Tenemos Patria porque tenemos un Pueblo comprometido y organizado. Partidos, organizaciones, movimientos populares y sindicatos son las formas escogidas por éste.

Por qué no soñar con otro 25 de mayo, ya tuvimos varios: Cámpora, Perón, Néstor. Por qué no soñar con que de una vez por todas vamos a lograr la definitiva emancipación. Por qué no soñar con la felicidad del Pueblo.

Por Ariel Fernandez – Director del Instituto de Economía Popular y Políticas Públicas 

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