Por Juan Manuel Reboredo*
El 9 de Julio de 1816 el Congreso de Tucumán declaró la Independencia de las Provincias Unidas del Río de La Plata, que varias décadas después pasaría a conformarse como la República Argentina. La declaración se produjo en el contexto de las guerras de independencia en América del Sur, con el objetivo de lograr la soberanía como Nación frente a la monarquía española y cualquier nación extranjera.
Se había logrado la independencia política, y comenzaría otra puja por el diseño y conformación del Estado nacional, que para 1880 se consolidó a imagen y semejanza de los intereses de la élite del puerto de la Ciudad de Buenos Aires. Esto marcó las características agroexportadoras del País a principios del siglo XX, conducido por la oligarquía, y con una fuerte dependencia económica con Gran Bretaña, y luego los EEUU.
Pero mediados del siglo anterior el pueblo y los trabajadores parieron el 17 de Octubre y al peronismo, como reacción contra la injusticia y contra ese nuevo modelo de dominación: el neocolonialismo que sometía a la nación a la dependencia económica de las potencias extranjeras y condenaba al pueblo trabajador a la miseria y la injusticia.
Es por esto que el 9 de Julio de 1947 Perón (desde el mismo lugar donde se había declarado la independencia política), declaraba la independencia económica, porque sabía que no había posibilidad de construir una Nación soberana en su plenitud si no se garantizaba la soberanía económica.
Esa declaración estaba sustentada por las transformaciones estructurales que el peronismo había comenzado con el proceso de nacionalizaciones de sectores estrategicos para el desarrollo nacional como los trenes, el gas, los puertos, la marina mercante, y el fomento del desarrollo industrial bajo una planificación que se conocería como los planes quinquenales. La doctrina, las conquistas y su proyecto de Patria quedaron plasmados en la Constitución revolucionaria de 1949, que años después sería anulada, como una de las primeras medidas de la dictadura “Fusiladora” de 1955.
Desde ese momento hasta la actualidad hemos transitado dictaduras, proscripciones, luchas populares, avances y retrocesos donde la Argentina se dirime entre dos modelos de País, uno de soberanía nacional y desarrollo para las mayorías, y uno de dependencia y privilegios para las minorías. El Gobierno de Javier Milei es la nueva expresión de un plan neocolonial de entrega de los recursos estrategicos, de ajuste y represión al pueblo, de desindustrialización, y persecución a los dirigentes populares.
En este 9 de Julio de 2025 tenemos la responsabilidad desde el peronismo y el campo popular de enfrentar ese modelo colonial y construir la victoria política para derrotar a Milei, en unidad y guiados por un proyecto de Patria Justa, Libre y Soberana, para construir esa independencia definitiva para la grandeza de la Nación y la felicidad del pueblo.
*Juan Manuel Reboredo – Delegado Regional del Ministerio de Trabajo bonaerense – Referente de la Corriente Nacional Martín Fierro