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Patria y vida, el legado que nos guía

Hoy se conmemora el fallecimiento del Padre de la Patria: el General José de San Martín; el constructor de la historia grande argentina y latinoamericana, que empuñó su espada para proteger la libertad y enseñó con su ejemplo que aún perdura y crece.

José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, Corrientes y falleció en Boulogne-sur-Mer, Francia, el 17 de agosto de 1850, aunque sus restos fueron repatriados en 1880. El General dejó su marca en cada país de Latinoamérica al que fue: en Perú tiene los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, de “Fundador de la República” y de “Generalísimo de las Armas”. En Chile, en tanto, se le dio el grado de “Capitán General”. 

A 171 años del paso a la inmortalidad del Padre de la Patria, proclamamos al General Don José de San Martín, como ha expresado el autor peruano Mariano Felipe Paz Soldán: El más grande de los héroes, el más virtuoso de los hombres públicos, el más desinteresado patriota, el más humilde en su grandeza, y a quien el Perú, Chile y las Provincias Argentinas le deben su vida y su ser político“.

Pero considero que no es suficiente con homenajear a un prócer en la fecha de su muerte recordando su historia, porque sólo con discursos, distinciones y estatutas de bronce dejamos de lado el verdadero mensaje del hombre que nos legó la Patria, su verdadera enseñanza, todo aquello que lo hace permanecer y trascender en el tiempo, todos aquellos valores que deberíamos defender, proteger y practicar como una guía diaria en nuestras vidas, ocupemos o no un cargo público.

Así las cosas, qué necesario se nos hace recordar hoy -en pos de pregonar y ejercer- ese ideario liberador sanmartiniano, y amparamos en la fuente de inspiración válida y noble del prócer de los próceres, que expresa una irrefutable determinación por la libertad, como en la tan difundida frase seamos libres y lo demás no importa nada”. En su legado encontramos un ideal de unidad y libertad, que nos enseña a enfrentar los desafíos para alcanzar los sueños; a querer y amar el suelo donde nacimos, a respetar y amar sus símbolos y valorar y defender la paz, la libertad y la democracia.

En lo personal, el General nos regala principios éticos y morales en las máximas escritas para su hija Merceditas, donde se prioriza al amor y al respeto, a la verdad y la confianza, a la dulzura y solidaridad, al cuidado personal, al culto por la amistad, al distinguido comportamiento social, además de destacar el patriotismo y la libertad, como ejes para una vida plena y feliz.

Como gobernante, sus administraciones de gobierno fueron siempre marcadas por la más severa austeridad, sencillez y honestidad, un camino que recorrería toda su vida.  De esta forma nos demuestra que todo lo realmente valioso sólo es alcanzado a través de ese camino y desde el pasado nos dicta: “Sacrificaría mi existencia, antes de echar una mancha sobre mi vida pública que se pudiera interpretar por ambición.”

En cuanto a la educación, dice que las armas pueden ser un camino necesario para llegar a la libertad e independencia, pero afirma que la ilustración es más poderosa para mantenerla: “La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos”; esto nos habla de un hombre íntegro, de un guerrero poderoso pero a la vez, de un ciudadano y educador que encuentra en su lucha un camino, no para el logro de ambiciones personales, sino la vía segura de la libertad como sustento del futuro, ya que sólo a través de la educación, augura poder conservarla.

En este sentido, es que contiene un significado especial recordar los valores sanmartinianos, habida cuenta de la crisis institucional, social y económica que atravesamos actualmente en la Argentina, cuya magnitud y profundidad es impredecible pero que en una frase suya, y que sin dudas es inmortal como todo su legado, puede sentenciarse nuestro presente: La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder. Por ello, resulta importante recordar los valores legados por San Martín, pero más importante aun es honrarlos con su práctica, ejercerlos diariamente e instar a que nuestra sociedad, nuestra Patria, nuestra Argentina estén guiadas por tan alítimos valores y retomen el camino que esbozó su Libertador.  

Sus enseñanzas nos acompañan y nos iluminan para enfrentar día a día los desafíos que la realidad nos presenta hoy, y estoy esperanzada en que todos juntos y ayudados por su recuerdo y guiados por su ejemplo, podremos construir un futuro mejor para todos. El ejemplo de vida que nos legó, es nuestra brújula; sus valores, el camino; y la Patria que gozamos, nuestra más sentida razón de vivir.

Por Jacqueline Rigby – Precandidata a Concejal en Escobar por Juntos – Abogada – Magíster en Relaciones Internacionales –  Estudiante de Antropología

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