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Nuestra LIBERTAD como pueblo y como personas, como en la época del Faraón, se pone en peligro cada día

Y los egipcios esclavizaron a los hijos de Israel de manera permanente EXODO 1:13.

El pueblo de Israel no fue mantenido como un esclavo convencional. Eran obligados a trabajar en tareas muy pesadas y a pagar un tributo. Se puede decir que era un trabajo forzado. El plan del Faraón era debilitarlos y someterlos, algo que en aquella época era legal. Se propuso debilitarlos hasta llegar a esclavizarlos totalmente y hacerlos trabajar las 24 hs., lo cual, por supuesto, llevaría a su exterminio.

Podemos hablar de lo que muchas veces, durante años siguientes y en la actualidad, se denomina genocidio.
En un primer momento el Faraón intentó detener la natalidad de los judíos, al ver que no pudo lograrlo, comenzó con la idea del exterminio. Sus vidas no valían ni siquiera un intercambio económico y no se los curaba si se lastimaban, ni siquiera para que siguieran trabajando, solo ambicionaba su desaparición. Es decir, el verdadero interés era el exterminio del pueblo judío y, mientras se lograba este fin, se los utilizaba como mano de obra gratuita.
Cuando llega la revelación interior del pueblo judío, y de la mano del Todo Poderoso puede salir de esa oscuridad que parecía eterna, logran liberarse del Yugo del Faraón y el plan de exterminio del pueblo judío fracasa.
Podemos avanzar en el tiempo y hacer un paralelismo con la Solución Final del Nazismo. Y también pensar en el paralelismo que se establece en el presente.
En la actualidad estamos rodeados de Faraones disfrazados, con distintos nombres, socializados, que nos quieren esclavizar al límite de perder nuestro poder, dejar de ser nosotros mismos. Nuestra LIBERTAD como pueblo y como personas, como en la época del Faraón, se pone en peligro cada día.
Nada sucede de repente. Al principio no nos damos cuenta, nos quedamos embelesados con esa falsa libertad. Nos dejamos atraer por falsos espejismos, promesas vacías, y dejamos de lado nuestra creatividad, nuestra esencia. A veces sólo para “pertenecer” o “ser parte” de algo que nos hacen creer que es importante. Esto hace el camino más fácil, o lo aparenta más fácil, nos suma a la manada, a ser uno más. Cuando dejamos de ser nosotros mismos, aparece el “Faraón” que viene una vez más por el exterminio.
Incorporamos a nuestra vidas valores consumistas de moda, ideas e ideales, que solo nos llevan a vivir siendo rehenes de esas situaciones vacías, que nos dejan vacíos en nuestro interior y en nuestra alma. Con el tiempo, es tanto este vacío y esta necesidad de ir por más, que llegamos a ignorar a quienes tenemos al lado nuestro, sean hijos, hermanos, amigos o desconocidos. Es una inercia, donde sólo deseamos más y nada nos detiene.
Esta forma de esclavitud no nos permite encontrar nuestro ser y nuestro querer ser, renunciando a lo que realmente nos apasiona. Escondiendo nuestras identidades y no peleando por aquello, como si estuviéramos anestesiados mental y espiritualmente.
Si tomáramos conciencia de  todo lo que tenemos para dar y para darnos cuando uno logra ser uno mismo, seguramente comenzaríamos a pensarlo. Es más fácil ser rehén de algo o de alguien, culpar a un sistema, a una situación social, a una demanda familiar, laboral, de nuestra imposibilidad de “ser” y de “hacer”. Sí, es más simple, pero eso impide tomar decisiones, elegir, decidir y sentirnos libres de ser.
Si hay algo que el ser humano teme en el fondo de su corazón es esa misma libertad que tanto busca, porque el día que descubra que siempre estuvo ahí, ese día que se ilumine, será el día que deberá tomar decisiones, será el día que deberá ver que hace con “su libertad”. Y finalmente descubrirá que puede hacer todo aquello que desea. Ya no será rehén y ya no habrá a quien culpar. Todo un desafío.
La salida de Egipto hacia la libertad la tenemos todos los días al despertar. No es fácil, como no fue fácil para el pueblo judío en ese momento. Es un camino largo como el transitado por el desierto durante 40 años. Pasando por momentos difíciles, con Faraones que parece que nos esclavizarán hasta el exterminio. Y,  de repente, respiramos y divisamos lo hermoso de la LIBERTAD, cuando concretamos lo que realmente surge de nuestro interior, con eso que se llama creatividad y coherencia con uno mismo. Cuando lo podemos poner en práctica es donde sentimos que, una vez más, el Faraón no pudo con nosotros.
Hay muchas formas de esclavitud, como hay tantas de libertad. Depende de cada uno de nosotros encontrar la propia libertad y ser fieles y valientes para vivirla.
 Jag Pesaj sameaj !!!

Daniel Habib – Or Benamer –  – Asoc. Civil Efshar – Comunidad Judía de Tigre

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