El 3 de junio de 2015 tuvo lugar en nuestro país la primera marcha de protesta organizada de mujeres contra la violencia machista, bajo el lema de “Ni una menos”. Fue el primer paso de un movimiento que se extendería como un incendio de conciencia.
El origen del nombre, consigna y también grito de hartazgo, ese “Ni una menos”, se le atribuye a la poeta mexicana Susana Chávez Castillo, quien en 1995 escribió un texto con la frase “ni una mujer menos, ni una muerte más” en protesta por los reiterados femicidios en Ciudad Juárez. Seis años después, en 2011, ella misma fue una más de la interminable lista de víctimas.
El 16 de marzo de 2015 se conoció el hallazgo del cuerpo de Daiana García dentro de una bolsa de basura. La conmoción social fue inmediata. El día de su desaparición, 5 días antes, se cumplían exactamente diez años de la desaparición de Florencia Pennacchi. Otra víctima cuyo caso había provocado estupor en la opinión pública.
A partir de esto, el 26 de marzo, un grupo de escritoras, periodistas, activistas, artistas y estudiantes, convocaron a una maratón de lectura con el objetivo de visibilizar la problemática y reclamar el fin de los femicidios en una plaza de Buenos Aires. Fue la primera convocatoria bajo el “Ni una menos” que luego sería masivo.
Sin embargo, fue el femicidio de Chiara Páez, de 14 años y embarazada de dos meses, en Rufino, Santa Fe, el crimen que dio origen al movimiento. Su asesino fue su novio de 16. En la marcha convocada por los padres de la niña en Rufino, se congregó casi la mitad de la ciudad -unas 7000 personas- para exigir justicia. Era el mes de mayo de 2015 y en la Argentina no existían todavía estadísticas sobre femicidios ni sobre casos de abuso y violencia de género.
Viralizando en redes sociales el hashtag #NiUnaMenos, surgió de manera espontánea la convocatoria para el 3 de junio, a las 17 horas, en la Plaza de los Dos Congresos, en la ciudad de Buenos Aires. Fue una demostración masiva que alcanzó la cifra de 300.000 personas, agrupadas en movimientos feministas, sindicatos, organizaciones sociales y colectivos de diferentes actividades de la sociedad civil. Ese día habría de iniciarse un camino que todavía no está ni siquiera cerca de ser completado.
El “Ni una menos” es un grito colectivo para poner en palabras aquello que hasta hace muy poco tiempo fue innombrable, para visibilizar lo que es imposible seguir aceptando como normal. Es la voluntad de millones de repudiar los asesinatos de mujeres y disidencias por motivos vinculados al género. Y en la denuncia y repudio de la violencia machista, ese grito se hace denuncia social. Porque esa violencia no se expresa solamente femicidios, abusos o maltratos, sino también pauperización de sectores vulnerables, en desigualdad y en pobreza. La lucha de las mujeres es la lucha de todas y todos quienes buscan justicia y no toleran seguir viviendo bajo un sistema inequitativo y despótico que ignora a los más débiles y se abraza con los poderosos.
No resulta casual, por lo tanto, que durante los años inmediatos a esa primera marcha del 3J, fueran las mujeres quienes protagonizaran la única resistencia orgánica contra el sistema neoliberal instaurado en la Argentina y que sigan siendo el principal motor de los cambios sociales que se vienen dando en nuestro país. Como hace más de 40 años atrás, otro grupo de mujeres (las Madres de Plaza de Mayo) le plantaron cara a una dictadura asesina, así también hoy los diversos colectivos que representan a las mujeres y a las nuevas identidades, son la punta de lanza de los cambios que vendrán. Con valentía y decisión. Sigue siendo una tarea difícil, pero la única lucha que se pierde es la que no se pelea.
En el Municipio de Tigre, estamos dando pasos seguros hacia este objetivo: desde la Dirección de Mujeres, Generos y Diversidad, durante el transcurso del año 2021 se brindaron asistencia y acompañamiento a las vecinas de Tigre, teniendo un total de 14.579 intervenciones que cubrieron todos los niveles del cuidado y presencia del Estado para asegurar el bienestar de las mujeres. También se elevó a la subsecretaría de Género al rango de Secretaría, lo que representa un enorme avance en la consolidación de los derechos. El Estado municipal ha generado instancias en las que las tigrenses pueden generar emprendimientos económicos con conciencia de género, que las acercan cada vez más a la igualdad con sus compañeros varones. Además, estamos brindando, en acuerdo de colaboración con el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) cursos capacitación laboral y profesional para que las mujeres puedan insertarse en el mercado laboral con empleos calificados.
La historia de la lucha de las mujeres, desde el “Ni una menos” es un movimiento que no para de crecer. Como intendente de Tigre quiero expresar mi acompañamiento sin reservas. Creo en la lucha y creo en la causa que la motiva. Tenemos por delante mucho por construir juntos, todas y todos. Y mucho por corregir, reparar y concientizar.
Podemos hacerlo.
Por Julio Zamora – Intendente de Tigre