¿ND, un Tigre rodeado por la pobreza y atravesado por el prejuicio?

Miren que buena condición sigue teniendo / Que bien se conserva /En nuestro siglo el odio. / Con que ligereza vence los grandes obstáculos / Que fácil para el saltar, atrapar. Wislawa Szymbroska 1993

El trabajo es un derecho que crea la dignidad del Hombre. Cuarta y Quinta Verdad Peronista. 1950

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Hay una visión del sentido común de algunos de los habitantes de Tigre, que dicen, piensan y repiten, que todos los vecinos de ND son ricos y de ideología conservadora o de ultraderecha. Es cierto, pero no todos. Algunos conversan acerca de la economía real de los pobres, y otros, los menos, de la “riqueza” obtenida de modo indigno de numerosos ricos.

De esto hable con mi amigo, de profesión liberal, que vive en Nordelta; tomamos un café en los “carritos” de ND que son casi precarios y parecidos a los de la vieja Costanera; hechos con siete chapas, a la intemperie, y en fila como en las ferias de barrio e incrustados en una playa de estacionamiento.

Y hablamos tomando el café: un expreso para mí y un cortado para él, los dos servidos en vasito de papel ¡es lo que hay! Mientras, la economía capitalista sigue deformándose aún más en la pandemia. La dinámica del neoliberalismo, luego de tantos años es conocida, y los números insisten en revelar:  la riqueza de la mayoría de los ricos se basa en la pobreza de otras muchas personas del común; y pocos dicen que hay “ricos” que amenazan con la desocupación para hacerte más pobre y sometido a sus caprichos de acumulación y consumo. ¿La mentira y el refocilo es su principal ocupación?

A estos” ricos”, dijimos, le gustan los productos baratos y los servicios abundantes, para eso requieren una fuerza laboral en expansión dispuesta a realizar trabajos duros con salarios miserables. Hay servicios que muchos de esos “ricos” disfrutan ahora que tendrían otro costo si los trabajadores poseyeran más poder de negociación.

Los proyectos de equidad, estimulo salarial y desarrollo productivo peronista, es la causa de indisciplina y escasez de mano de obra.  Agrego mi amigo bajando la voz.

Consensuamos: Siempre, frente a un posible destello de poder de los trabajadores, la derecha lo trata como una emergencia política a conjurar.

La prensa financiera, los golpistas, los chismosos de la actualidad, las “bellas indiferencias” reciben las noticias como escandalosas cuando es por reajuste de salarios.  Rara vez les surge esa sensibilidad por las agonías que mueve la pobreza o el trabajo con bajos salarios. Son siempre renuentes de apoyar un plan que requiera nuevas fuentes de financiamiento del gobierno. Aproveche para reafirmar.

El reflexiono: los ricos antidemocráticos sienten que una política como esta daría a los trabajadores el poder de tomar decisiones reales. Esto posibilitaría    decir que no a un trabajo que no querrían o dejar aquel donde se los explota. 

Pedí otros dos cafés iguales y aproveché a insistir con otra pregunta: ¿Estos ricos, se benefician de la desesperación de los trabajadores con salarios bajos? Él lo reconoció: Hay servicios que muchos de esos “ricos” disfrutan ahora que se volverían más costosos si los trabajadores tuvieran poder de negociación. 

Por lo general, el “rico”, el sentido común de estos ricos, enmarca esas razones desde una “equidad cínica” y señalan y repiten: ¿Por qué debería tener que pagar por la pereza de otra persona? Pensé que, en ese momento, mi amigo mostraba un paternalismo meritocrático obstinado. Quizás, esto, era un prejuicio mío.

Mi amigo reflexiono que el trabajo es bueno para las personas, y si hay subsidio, no se disciplinan. Y que algunos podrían usar un ingreso mínimo garantizado para jugar videojuegos y o volverse adictos a Netflix. ¿La cucharita del odio se metía a revolver el café papelero?

El, sin dificultad, reconoció que el sentido común racista, habla de los pobres como una pena o una plaga.

 Y -mi amigo- con tono firme dijo, dice: ¿Pero, ¿cuál es el centro de esta conversación?: ¿El rico, el pobre o la obtención indigna de riqueza?

Sabemos, muy bien él y yo, que Argentina está lleno de gente trabajadora, que está en situación de pobreza por los salarios muy bajos y las circunstancias difíciles. Muchos que quieren un trabajo no lo pueden encontrar; y muchos de los trabajos que la gente puede tropezar son crueles en formas que asustarían a cualquiera.

El, recordó, lo que dice Caritas:  la ausencia de cuidado infantil, salud, viviendas asequibles y transporte público decente hace que el trabajo, el progreso, sea imposible para muchos. 

Se acababa el café, la conversación existía. Nos escuchamos diciendo que la mayoría de los ricos argentinos, se hacen los distraídos y quieren creer que no se benefician activamente de la pobreza de los demás. Magnifican el miedo a la inflación y fundamentalmente al salario digno.

Dan conferencias sobre cómo el gobierno está subsidiando la indolencia, alaban las cualidades de construir el carácter de las personas con bajos salarios y promueven el trabajo infantil: solo se preocupan que la economía les baje impuestos. Cacarean que no hay que preocuparse por la salud (80000 muertos).

Los “ricos” de riqueza indigna, metidos en burbujas cerradas y atrancadas en un sentido común patriarcal y clasista, justifican su odio con un paso apurado y mediocre.

 A ambos se nos dividió la pregunta: ¿La pobreza de muchos y la riqueza es una elección política de nuestra cultura?

Es sábado y ya era hora de irnos a trabajar; el cafecito estuvo extraordinario, aunque fuera de distancia, pagamos lo consumido, nos dimos un abrazo y prometimos seguir la conversación con mucho de futbol de la copa América.

Por Ricardo Arias – Mariano Añon – Agrupación Sudeste – otoño 2021