Moncloa con dulce de leche: radiografía de la dependencia

Pero es el tiempo de definiciones,  ya poco importa si se aprueba algún acuerdo o no. Lo que está en juego es la próxima elección presidencial, no la economía.

“Quien lo diría, los débiles de veras nunca se rinden” escribió alguna vez el poeta Mario Benedetti

Todas las últimas encuestas hablan de que la intención de voto de Mauricio Macri viene en caída libre. Todo indica que el porcentaje de independientes que le dieron la victoria en 2015 se volcarían por otro candidato o lo que es peor (para ellos), por CFK. El fenómeno Lavagna no parece haber convencido al conjunto de los independientes. Ninguna encuestadora lo pone por arriba de los 17 puntos, menos de lo que saco Sergio Massa en la última presidencial. Solo una notable recuperación de la economía que se sienta en consumo podría alterar lo que parece ser casi un destino, la vuelta a la presidencia de Cristina Fernández. O, al modo de ver de los más aventurados, el cambiar de candidato e implementar el “plan V(idal)”. Opción que cuenta con el apoyo de los grandes grupos económicos y mediáticos de la Argentina, pero no con el del jefe de la coalición de gobierno. Su tenacidad y el alcance de su caída en las encuestas definirán la disputa. Ella lo sabe y mando a los suyos a jugar un rol de “oposición responsable” que roza lo quirúrgico por su precisión. Nadie quiere dar un paso en falso. El enemigo espera agazapado, se construye con el error del otro. Pero a Cambiemos, esta vez, le toca gobernar. Y no será juzgado por la construcción del relato como en 2015, será juzgado por su fracaso en lo económico. Mientras los dueños de todo saquean los dólares de la Argentina sojera al son de cada corrida cambiaría, como si nada pasara, porque para ellos nunca pasa nada. 
La mesa:

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Del lado gobierno, algunos intentan con una mesa de diálogo. En un principio convocaron a Urtubey, Pichetto y Massa. Cri, cri… Luego, alguien le avisaron a los muchachos que también lo que fracaso es la foto. Y así, decidieron salir a hacer política. Nadie ya puede dudar de la capacidad de respuesta política y de la ofensiva ideológica de este gobierno. Tiene al filósofo Alejandro Rozitchner asesorando al presidente en el debate de ideas, al probado infalible politólogo ecuatoriano Jaime Durán Barba como principal asesor, a Carrió y a el primate ideológico de Fernando iglesias como voceros y al joven estratega Marcos Peña al frente. Sinceramente, opino, pese a lo q muchos analistas aseguran, que no son los culpables del fracaso de la alianza cambiemos en el gobierno nacional sino, por el contrario, los responsables de haberlo sostenido hasta el momento pese tal devastación, veloz y cruda, en términos económicos. Mientras se generaba un mecanismo de apriete en los medios, en el espionaje y en la justicia federal. Se hizo uso de todos los poderes como pocas veces en nuestra historia. Se desplegó por el territorio amplía gama de planes y programas sociales con el fin de a paliar lo que la macroeconomía hacia insostenible. El conflicto social fue mínimo. El movimiento obrero se partió y se debilitó. Unos lo combatieron y otros intentaron negociar con la pólvora mojada. Por diferentes motivos, entre los que puede observarse la deslegitimación de los sindicatos por consecuencia misma de la victoria cultural del neoliberalismo, pero en otros casos la burocracia de sus conducciones,  les impidió otra alternativa (por diversas razones) que la negociación en inferioridad de condiciones, lo que trae siempre resultados a la baja para los derechos de los trabajadores. 

Poner la pelota en el campo contrario:
En este contexto de crisis económica y relativa paz social _la intensidad de los conflictos violentos no corresponden a la crisis económica (?)_ , el gobierno lanza 10 puntos, pone a Frigerio y a Marcos Peña al frente de la convocatoria, y por si fuera poco, convoca a Lavagna y a Cristina por medio de una carta subscrita por el mismo presidente Macri. Los dos candidatos opositores con más intención de voto, dándole legitimidad a la convocatoria. Suma a la CGT, diferentes cámaras empresarias y a los gobernadores. Y a la iglesia católica y evangélica locales. Los convoca no solamente al enviarles la carta, sino por los 10 Puntos. La totalidad de ellos representa casi la totalidad de lo que expresan el acuerdo, en términos políticos y literales. Pero no trata el tema de la pobreza, para decir verdad, al hilar fino los diez puntos no son mas que la ratificación de las políticas económicas que el gobierno y el FMI acordaron cuando se aprobó el préstamo.
Propone 10 puntos y convoca a dialogar sumando nuevas perspectivas, opiniones y cambios. Les tira la pelota. Tiene la tonalidad suave de las oraciones combinadas ambiguamente y al mismo tiempo interpela a todos los actores de la Sociedad Argentina con al poder real, y a los internacionales también. Una riquísima estrategia política desplegada sobre todos los sectores posibles, Tal vez la última, y eso tendrá también algo que ver en la profundidad de la misma. Interpela en su discurso al diálogo, a un pacto de “La Moncloa” sin Mercado Común Europeo y con solo un puñado de beneficiarios, pero “todos” quieren el diálogo. Y sobretodo los independientes que no son representados por ninguno de las dos partes de la llamada “grieta”.
Representación social del acuerdo:
La carta de los 10 puntos del acuerdo no es un cambio de dirección, es la ratificación del rumbo. No tiene en su contenido ningún tipo de autocritica por las políticas llevadas a cabo por el gobierno que determinaron este estado de crisis. Sino por el contrario, busca legitimar el rumbo con un acuerdo que en la realidad no tiene otra linea económica en el horizonte que la que viene beneficiando a los acreedores externos. Pero se mete en la discusión política de lleno. Y en lo simbólico interpela sectores y clases, porque la solución nunca estuvo en agenda.
Apela a la seguridad jurídica y a revisar la legislación laboral para los Empresarios, y les promete una “relación inteligente con el mundo” y crecimiento de las exportaciones para el sector agroexportador. Al movimiento obrero lo tienta con el tan soñado blanqueo de los trabajadores informales pero los amenaza con una reforma laboral, aunque aclara con la caricia de “sin poner en riesgo los derechos de los trabajadores. A su vez, el documento tiene un punto dedicado a los jubilados, donde refiere a la discusión del sistema provisional, lo que también es solicitado por el Fondo Monetario Internacional. Lo expone delante de una parte grande de la sociedad que lo rechaza, pero si acepta una reforma laboral estará entregando a los trabajadores al matadero, y traicionando al movimiento nacional del cual forma parte. A los gobernadores les habla de Federalismo por la autonomía económica pero equilibrio fiscal para las provincias y reducción de la carga impositiva provincial y municipal. En lo que no están de acuerdo los mandatarios provinciales, porque se quebrarían sus provincias en términos económicos y en términos políticos no sería del agrado tampoco de los jefes comunales. También intenta apelar a la “independencia” del BCRA para bajar la inflación que parece una medida popular, cuando es en realidad una imposición del FMI en su acuerdo con el gobierno nacional. Y solo beneficia a un pequeño grupo dedicado a la fuga de capitales. Al Fondo Monetario le dedica otros párrafos puntos, para decir verdad, la mayoría de ellos. El punto 1 que habla de mantener el equilibrio fiscal es otro pedido del Fondo Monetario. También las reformas laborales y previsionales que propone, entre líneas, discutir. Como lo son las “estadísticas confiables” (que parece ridículo que figuren en un pacto “Moncloa´s style”, pero son el parámetro para la indexación de bonos que los acreedores cobrarán) y el “cumplimiento de las obligaciones con nuestros acreedores”, quizás el más importante de todos.
Lo dice el presidente, cuando en su carta de convocatoria invoca la importancia de despejar las “dudas sobre nuestro país”.
Desde el punto de vista de la política, una jugada magistral.
Los Candidatos:
Urtubey y Picchietto pensaron “a mí juego me han llamado” cuando los convocaron a la mesa de diálogo. El primero, que no puede reelegir en su provincia, por razones de la constitución provincial, no tiene nada que perder en el diálogo. Y junto al senador patagonico, es el perfil que han buscado construir estos tres años y medio de gobierno. 
A Sergio Massa lo tentaron poniéndolo como único opositor de relevancia, pero al mismo tiempo le “bajaban el precio” al estar a la par del salteño y del rionegrino. También debió ser incómodo para el, justo ahora que se estaba acercando al peronismo en su totalidad y eso incluye diálogo con dirigentes kirchnerista y hasta fotos con intendentes que apoyan la candidatura de CFK. Salió bien de la trampa, no dijo que no pero se diferenció, ocupando ese lugar que tan bien sabe, declarando públicamente que sin la expresidenta no sería legítimo ningún acuerdo por ser la dirigente opositora la que más intención de votos tiene. Quedó bien parado cuando ampliaron la convocatoria. Aunque siguió criticando el contenido del mismo. Como dijimos en la nota anterior, “cada cual juega su juego”. 
Las convocatorias a Roberto Lavagna y CFK son muy recientes. El primero, es una incógnita, aun no confirmo pero su cada vez mas estrecha relación con el multimedio Clarín, nos hace imaginarnos q asistirá. Tratará de diferenciarse, de construir alguna política con esto como lo hizo Sergio Massa, llevará algunas propuestas económicas anti crisis para mostrarse como el “salvador” económico de la crisis. 
Lo de la mayor líder de la oposición es más complejo. Ella representa el opuesto ideológico y político de este gobierno. A diferencia de los otros dirigentes políticos lo que hay entre ella y “cambiemos” es irreconciliable. La fuerza política que asumió en 2015 armó un gobierno de forma y fondo como oposición al anterior. Todos saben que Cristina se opuso a las políticas económicas de este gobierno desde el principio y (reservando cualquier juicio de valor, de si fue por prejuicio o certero análisis) predijo las consecuencias. Se opuso al acuerdo con el FMI, no acordaría un documento armado para ellos y para Wall Street. Tampoco una reforma laboral ni previsional que quieren los profetas de reducir el costo de la mano de obra nacional. El peronismo que conduce Cristina es antagónico al neoliberalismo republicano de Cambiemos. Y lo que quiere producir el gobierno es mas neoliberalismo, dejar tranquilos a los acreedores aceptando todas sus condiciones aunque esto implique las peores consecuencias sociales. 
Creo que el estado de la dependencia económica y la abusada soberanía política de la Argentina manifiestan de manera sobresaliente la contradicción principal a resolverse en nuestro país y nuestro continente, que es la dependencia extranjera que hace que nuestros países caigan en los peores acuerdos comerciales y financieros que luego llevan a nuestros pueblos a la ruina. Mientras los intereses en juego sean la dependencia o la soberanía, no es posible un acuerdo a la Moncloa. Por eso dudo que pueda aprobarse algún acuerdo. Porque lo que viene a discutir el gobierno son las condiciones de la dependencia, mientras el peronismo que conduce Cristina, sabe que la lucha es contra esa misma dependencia.. 
La capacidad política y la oratoria de CFK podrían hacer de su participación un hecho político que podría bien explotar. Pero ella responderá por carta. De hecho, con seguridad apelará a que el congreso nacional es un espacio de dialogo institucional donde los representantes del pueblo y las provincias legislan y discuten las políticas de estado. Y la oposición viene denunciando su parálisis. Sumado a esto, la persecución judicial de este gobierno a la oposición, y los últimos procesamientos de la hija de la exPresidenta no ayudan a que esta quiera participar. Si lo hiciera, grueso favor le haría al partido de gobierno y a la estrategia neoliberal,  aunque Mauricio Macri no resolvería la crisis económica pero si mostraría fortaleza ante el exterior y en el frente interno, dentro de cambiemos saldaría su interna con Vidal. 
Pero es el tiempo de definiciones,  ya poco importa si se aprueba algún acuerdo o no. Lo que está en juego es la próxima elección presidencial, no la economía. Para lo primero sobra el  tiempo, para la segunda el tiempo es lo que falta.
 Alejandro (gringo) Cabilla – gringo7979@hotmail.com