Desde 1976, cada 24 de marzo fue un día triste en la Argentina.
Ese día una minoría intolerante decidió apropiarse del Estado, imponer un régimen de terror en base a la violencia irracional, a punta de pistolas y fusiles que la propia sociedad les había dado para defender las libertades y la seguridad de los ciudadanos. Vaya paradoja.
La recuperación democrática de 1983 permitió descubrir muchas de las atrocidades cometidas por quienes formaron parte de esa dictadura. La lucha de organismos defensores de derechos humanos, las convicciones políticas de líderes cómo Raúl Alfonsín, el apoyo social de figuras como Sábato, y el valor de Fiscales como Julio Cesar Strassera permitieron a la Argentina buscar la verdad, y llevar a la justicia a los principales responsables.
En el 2002 una Ley Nacional decide reconocer la fecha como el día de la Memoria la Verdad y la Justicia, en conmemoración de las víctimas asesinadas y desaparecidas por la Dictadura Militar y el terrorismo de Estado.
Bueno es tener una fecha para obligar a la memoria a recordar el aprendizaje de la historia. Nunca la violencia y la intolerancia se llevan bien con las libertades civiles y la democracia republicana. Nunca romper el Estado de Derecho, o imponer por la fuerza visiones sectarias, lleva a encontrar la verdad y la justicia. Nunca es bueno reemplazar la voluntad popular de los ciudadanos libres por la voluntad de minorías que se creen iluminadas o que pretenden totalizar la voz del pueblo. NUNCA MAS dictaduras, ni violaciones al Estado de Derecho, ni secuestro a las libertades civiles. Sigamos reclamando siempre Memoria, Verdad y Justicia.
Por Carlos Castellano
