Sergio Massa, discurso en la asunción de la Presidencia de la Cámara.
Muy buenas tardes queridos diputados y diputadas.
Quiero arrancar con los agradecimientos porque me parece muy importante en este momento tan especial en Argentina, en el marco del proceso democrático, termina una etapa y empieza otra. Y esa sucesión democrática siempre abre esperanza, sueños de millones de argentinos que hoy la están pasando mal y que esperan que cada uno de nosotros podamos llevar adelante la mejor tarea para que estén un poquito mejor.
Y quiero empezar agradeciéndole a los electores de cada uno de ustedes. De cada uno de los diputados y diputadas de esta Casa. Sean oficialistas u opositores. Porque depositaron la confianza, su frustración, sus deseos, sus sueños, sus ilusiones, sus esperanzas en la representación de ustedes.
Y agradecerle a través de cada uno de ustedes a ellos. Porque en la elección de cada uno de ustedes está otro paso más de representación de esta institución, tal vez la más clara en la representación del pueblo argentino.
Quiero agradecerles a los presidentes de todos los bloques que me dieron esta responsabilidad. Y decirles que la asumo con humildad, que también para mí viene un tiempo de aprender. De aprender juntos, al lado de ustedes. Viene un tiempo de escucharlos y sobre todas las cosas, de trabajar codo a codo.
Obviamente el mayor agradecimiento a nuestro bloque: el Frente de Todos. Y no por una cuestión partidaria sino porque empezamos a mostrar, en este que es el primer paso del diseño institucional de la etapa que viene en la Argentina, que esa vocación de construir con la ayuda de todos, tratando de representar la diversidad, que fue producto o consecuencia de esta arquitectura electoral se empiece a ver en los resultados concretos y no solamente en las palabras.
Queda obviamente en mí, en mi trabajo, en mi relación con todos ustedes, poder hacer sentir este agradecimiento que no es sólo a mi fuerza política, sino a cada uno de ustedes por confiarme esta responsabilidad.
Agradecerles también a aquellos compañeros que me acompañaron en nuestra fuerza política y me acompañaron en la construcción de esta coalición. Porque es importante entender que los proyectos personales no pueden estar encima de los sueños colectivos.
Y que ese enorme deseo que nos permitió que el 27 de octubre los argentinos construyeran una nueva mayoría, eligieran a Alberto (Fernández) como presidente y a Cristina (Fernández) como vicepresidenta, y a cada uno de nosotros, tiene la obligación o la responsabilidad puesta en todos nosotros de cumplir con esa idea de que superamos la frustración a partir de diseñar el cumplimiento de nuestros compromisos, pero también de nuestras responsabilidades.
Quiero agradecerles a todos los trabajadores de esta Casa, porque sin ellos va a ser imposible que eso que planteaban los diputados preopinantes de que podamos poner al Congreso de puertas abiertas, en dialogo con la sociedad, trabajando con las herramientas y los instrumentos que necesitamos sin duda, prácticamente va a ser imposible.
Agradecerle también a alguien que hoy no está, que me toca suceder y que me deja la vara muy alta, mi amigo y un gran presidente de esta cámara Emilio Monzó. Que hizo un trabajo maravilloso y que nos deja la responsabilidad de seguir en la idea de que el dialogo y los consensos son el camino.
Y por último quiero agradecerle en mi familia a la familia de cada uno de ustedes.
La política tiene buen lejos, y muchas veces nuestros viejos, nuestros hijos, nuestros amigos, sufren las consecuencias de las decisiones que tomamos.
Maxi (Máximo Kirchner) hablaba de lo que le paso a Axel (Axel Kicillof), pero les pasó a muchos, nos pasó a muchos. Y creo que ahí hay una tarea que tenemos todos los que estamos en esta Casa que es aprender a marcar también un límite. Nuestras familias, nuestros amigos, nuestro prestigio, nuestra honra, no puede estar tirado a los perros en cualquier discusión en este parlamento.
Construir el Parlamento de prestigio también es de alguna manera empezar a respetarnos.
Me gustaría dejar planteados algunos objetivos que tienen que ver con lo que fueron planteando cada uno de ustedes.
Abrir el Congreso, abrirlo a aquellos que esperan por su trabajo, por la solución de su problema, por la mejora en la educación, por la necesidad de creer que podemos entre todos transformarle su vida, abrirlo, abrirle los brazos, abrirlo a sus sueños, y motorizar.
Voy a estar al lado de cada uno de ustedes, diputados de un bloque pequeño o mayoritario, para tratar que ese sueño o ese proyecto que representa la necesidad de un sector, de una minoría, de alguien sin representación o sin voz de nuestra sociedad tenga lugar al debate en esta casa.
Construir también políticas de Estado. Quiero que nos animemos a saltar la discusión estéril y fácil y abordar temas que tienen que ver con Argentina y su futuro. El impacto de la región en nuestro país. El impacto del mundo y sus guerras comerciales. El avance de la ciencia y la tecnología en el mercado de trabajo. El diseño de las políticas educativas mirando a las futuras generaciones. La consolidación de los proyectos regionales entendiendo que la Argentina no es una sola. Y que es clave que haya federalismo, que haya una mirada desconcentrada y descentralizada para que nuestro país tenga capitalidad en sus políticas públicas.
Eso lo tenemos que construir entre todos.
No alcanza ni con un bloque, ni con un presidente, ni con un diputado.
Y tiene que surgir del diseño, del dialogo, del consenso y de los disensos. Pero que nos animemos a armar esa agenda de políticas de Estado, que nos permita que en algunos temas podamos darle a la Argentina previsibilidad a mediano y largo plazo.
Quiero también invitarlos a que, en ese diseño de políticas públicas, a que, en esa búsqueda de consensos, a que, en esa búsqueda del respeto de la opinión del otro, aunque piense distinto, empecemos a caminar la Argentina del acuerdo.
Le pongamos punto final y avancemos de una vez y dejemos atrás la Argentina dividida. En la pelea y la división, la Argentina no tiene destino como país. Y necesitamos la fuerza, el coraje, pero sobre todas las cosas, el talento de cada argentino para poder sacar adelante nuestra patria.
Y por último quiero decirles que vengo a ponerme al servicio de un gobierno que el 27 de octubre eligió la gran mayoría de los argentinos, que es el gobierno del Frente de Todos. Pero también de todos y cada uno de los diputados de esta Casa.
Vengo a ponerme al servicio de sus sueños, de sus proyectos, de sus ideas.
Vengo a ponerme al servicio del éxito del próximo gobierno, porque en el éxito del próximo gobierno no está el éxito de Alberto o de Cristina, está el éxito de millones de argentinos que hoy la están pasando mal y necesitan que nos vaya bien, y que volvamos a poner de pie nuestra patria.
Y en ese ponerme al servicio los quiero invitar a que juntos sin pasarnos facturas por el pasado podamos recorrer el camino de los acuerdos y la construcción de políticas de Estado para mostrarle a los argentinos que esta es una Casa de gente que pelea por sus sueños. Y no la Casa de los vagos que muchos dicen que este espacio representa.
Trabajemos todos juntos para recuperar el prestigio del Congreso para ponerlo al servicio de las Universidades, para ponerlo al servicio de los ciudadanos, para ponerlo al servicio de las minorías que necesitan de nuestra voz, de nuestro respaldo, para sentirse representadas.
Muchas gracias.