¿(Mal) Gasto en Salud?

“Seamos un tilín mejor. Y mucho menos egoístas”.  (Silvio Rodríguez).

La tuberculosis es una enfermedad que convive con el hombre desde hace miles de años. Se cree que fue entre 15000 y 22000 años. El bacilo de Koch fue identificado en la década de 1880. Los medicamentos específicos para su tratamiento se sintetizaron en la década del 40 del pasado siglo, y la vacuna BCG una década después.

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Es una enfermedad claramente relacionada a la pobreza, el hacinamiento, las malas condiciones de vida, etc. La ciencia hizo enormes avances en el entendimiento de la enfermedad y en la producción de vacunas y antibióticos para combatirla. Pero sigue estando aquí y prioritariamente en las poblaciones más empobrecidas….

Veamos algunos datos:

Este es un gráfico sobre la mortalidad por TBC en Inglaterra y Gales entre 1900 y 1970.

En el gráfico Str e Inh son las iniciales de dos medicaciones que se usan contra la tuberculosis. Este gráfico evidencia algunas cosas. Veamos: los medicamentos lograron disminuir la mortalidad, pero…. ¿Fue la mayor caída gracias a los medicamentos?

Podemos ver que años anteriores se registran caídas más abruptas de la mortalidad por la enfermedad.

¿Qué sucedió entonces?

Fijémonos que hay una caída pocos años después de los años 1940. Esa época fue cuando las vacunas contra la tuberculosis empezaron a masificarse, pero hay caídas aún más abruptas anteriores. ¿Verdad? ¿Qué sucedió a fines de la década del 10 en Inglaterra y Gales? Allí fue cuando en las ciudades se hizo masivo el uso de las cloacas, se mejoraron las viviendas, disminuyó el hacinamiento, etc. O sea que la mayor caída en la mortalidad por TBC en Gales e Inglaterra en el siglo pasado no fue gracias a la industria farmacéutica sino a la decisión política de mejorar las condiciones de vida de la población.

Marc Lalonde fue un médico y político canadiense (del partido liberal) nacido en 1929.

Su mayor aporte a la salud pública mundial fue su estudio sobre la inversión de los factores en cuanto a los “gastos en salud” y las actividades que más reditúan en cuanto a la prevención de enfermedades y promoción de la salud donde demostró que las enfermedades comienzan a ser controladas cuando mejoraron las condiciones de vida de las poblaciones en mucha mayor medida y antes de la aparición de las medicaciones y vacunas para esa patología que aún hoy azota a las poblaciones empobrecidas. También demostró cómo los recursos en salud suelen ser distribuidos justamente al contrario de cómo deberían.

Y a partir de sus aportes fue que se empezó a hablar de las condiciones sociales del proceso salud-enfermedad-atención-cuidados.

En sus estudios, Lalonde demuestra cómo los sistemas de salud menos solidarios con sus poblaciones aumentan los gastos en la asistencia sanitaria y no tanto en los estilos de vida y en la defensa del medioambiente, la vivienda, la nutrición, etc.

A estos conceptos podemos sumarle el de la ley de cuidados inversos donde dice que las poblaciones que más cuidados requieren son las que menos los reciben y viceversa.

En estos tiempos la tuberculosis sigue siendo una enfermedad tan presente como años atrás. Quizás porque los esfuerzos estuvieron en sintetizar, producir, comprar y dispensar medicamentos. Qué, vaya descubrimiento, son indispensables. Pero quizás habría que preguntarse qué sucedería si esos esfuerzos hubieran estado puestos en evitar el hacinamiento, en que las viviendas fueran más sanas, en que la gente se nutriera mejor.

Leíamos por ahí el otro día, que durante la pandemia las ventas en línea se multiplicaron muchísimo. Incluso las de, por ejemplo, verduras y frutas orgánicas. Esto nos hace pensar también que amplios sectores de la población con preocupaciones sobre la ecología y que pueden acceder a información y a medios de producción, se están volcando lentamente a la arquitectura bioclimática, ecológica, con materiales vivos.

Nos preguntamos si seremos capaces de aceptar el desafío de estos tiempos y lograr cambiar el paradigma dominante y quizás plantearnos:

¿Y si además de dispensar medicamentos logramos que todos vivamos en casas que respiran y nos protegen?

¿Y si logramos que todos tengamos acceso a alimentos vivos, de calidad, agroecológicos u orgánicos?

¿Y si todos tenemos una parcela de tierra para sembrar la comida?

Ojalá podamos…

“Seamos un tilín mejor. Y mucho menos egoístas”. (Silvio Rodríguez).

Por Carlos Muggeri y Jose Manuel Grima – Agrupación Sudeste – Invierno 2020