Los trabajadores consiguieron quién los guíe

Cada vez que se trata el tema “Perón”, se lo hace desde el fanatismo político. Seamos sinceros, el que intenta analizar al peronismo desde una visión histórica alejada de toda ideología transitando la amplia avenida del medio, se va a encontrar que dicha avenida es una cortada que te va a hacer chocar con una visión o con la otra (cosa que vengo intentando hace más de 20 años).  Los peronistas y los gorilas tienen su propia versión de los hechos y la historia se convierte así en un escenario de debate eterno. Cada fecha de la liturgia peronista encuentra a ambos bandos revoleándose datos y reflexiones, frases y acontecimientos que para algunos son revolucionarios y para otros son un drama sin igual. El 17 de octubre de 1945 se lo puede ver como el inicio del peronismo, como el fin del Perón que respondía a Campo de Mayo o como ambas cosas a la vez. Lo cierto es que esa fecha tuvo sus orígenes en conspiraciones palaciegas, en una interna militar y en el nuevo actor que hasta ese momento no tenía grandes representantes políticos: el movimiento obrero. Si bien muchas de las conquistas laborales se consiguieron durante los gobiernos radicales de Hipólito Irigoyen y Marcelo T. de Alvear (1916-1930), estos basaron su electorado en ciertos sectores oligarcas, en la basta clase media, en los empleados públicos y en la burguesía urbana. Los obreros no tenían una organización política más allá de los sindicatos y con la llegada del Coronel vieron materializado ese anhelo.

Para el año 45, Juan D. Perón había escalado rápidamente en los lugares de poder del gobierno de facto iniciado el 4 de junio de 1943. Su suerte siempre estuvo ligada a la figura del Gral. Farrell. Desde la Secretaría de Trabajo y Previsión inició una estrecha relación con el movimiento obrero, su popularidad iba en ascenso y eso molestaba al sector conservador de Campo de Mayo. Dicha facción también veía con desagrado el papel que tenía Eva Duarte en la toma de decisiones. Pero el hecho que marcó la fractura de Perón con Campo de Mayo fue la designación de Oscar Nicolini (amigo de la familia Duarte) como director de Correos y Telégrafos. Ese cargo era desempeñado por un militar cercano a los altos oficiales del Ejército. Desde ahí, tuvo que enfrentar muchos conflictos con sus compañeros de armas, situación que obligó al Gral. Ávalos (amigo de Perón) a trasladarlo a un lugar seguro. De hecho, existieron planes para matarlo y presiones para que reprimiera esos ataques. Fue llevado a la Isla Martín García y puesto en custodia, pero nunca fue detenido y es por esto que Perón pudo solicitar un traslado al Hospital Militar. Una vez allí logró seguir de cerca los acontecimientos del 17 de octubre y negociar un encuentro con el Presidente Farrell, que se llevó a cabo esa misma noche. Una vez en la Casa Rosada salió al balcón y dio un discurso a los manifestantes. Fue ahí donde pudo comunicarse directamente con los obreros y trabajadores que durante todo ese día se manifestaron pacíficamente, donde los “descamisados” recuperaron a su líder y lo proclamaron Presidente. Fue ahí donde los trabajadores consiguieron quién los guíe.

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Por Mariano José Visoso – Profesor de Historia – Lic. en gestión educativa – Consejero Escolar de Juntos por el Cambio Tigre