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Los Municipios como promotores de empleo de calidad

Por Carlos Castellano*

Las Ciudades y Municipios ya no solo “Alumbran, Barren y Limpian” como era el viejo concepto tributario y de servicios públicos para el que fueron pensados.

Los gobiernos locales por distintas causas fueron aumentando su intervención y participación en temas que eran de competencias provinciales o nacionales.

Hoy –además de alumbrar, barrer y limpiar los espacios públicos-, aportan con sus políticas y recursos a servicios de salud, educación, seguridad, desarrollo social, etc.

Pero los gobiernos locales saben también que parte del bienestar de sus vecinos depende de que los mismos tengan también trabajo e ingresos dignos para desarrollarse individual y socialmente en un mundo libre y capitalista.

Eso obliga a los Municipios a pensar diversas acciones tendientes, por un lado, a generar inversiones que puedan absorber empleo o contratación de profesiones o servicios locales independientes y cercanos. Por otro, a promover capacitaciones y aptitudes que permitan a sus vecinos ser competitivos en el nuevo mercado de trabajo o de emprendimientos independientes.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el trabajo decente significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo y que genere un ingreso digno; pero también que haya seguridad en los ámbitos de trabajo, sistemas de protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, e igualdad de oportunidad y trato para mujeres y hombres.

Si bien la sociedad global y la revolución tecnológica están obligando a cambiar la vieja definición de trabajo -que siempre se consideró a partir de una relación contractual de dependencia del laborante respecto de los dueños de la empresa-, el desafío de buscar condiciones justas en las relaciones de producción, distribución y mantenimiento de bienes y servicios, sigue siendo el desafío.

También viene cambiando el concepto clasista de trabajador, forjado a fines del siglo XIX por las corrientes anarquistas y socialistas.  Hoy un pequeño comerciante, un profesional de servicios independiente (sea o no universitario), se considera un “trabajador”. Ellos también festejan trabajar. Ellos también se sienten parte del mundo del trabajo, porque dedican horas de esfuerzo para aportar a la gran rueda capitalista que genera producción y trabajo para una gran parte de la población activa.  Y es esa tarea/ trabajo / labor  que cada uno desarrolla la que lo ordena socialmente, le permite suplir necesidades básicas, le fija metas y lo hace sentir socialmente útil.

Por ello es fundamental que los gobiernos locales trabajen promoviendo inversiones multiplicadoras de la economía que, –además de las ventajas fiscales y de desarrollo económico-,  dota a las Ciudades de dispositivos de empleabilidad más sustentables, más cercanas, y en general de mejor calidad.

Cuando a la inversión se le suma la capacitación de los sectores de su población cuyos perfiles se consideren aptos y prioritarios para la empleabilidad, se genera un contexto favorable al desarrollo de trabajo, empleo y emprendedurismo de calidad.

Desde Repensando San Isidro trabajamos para promover estas políticas públicas. Y por suerte el Municipio las viene incorporando como parte importante de la nueva gestión de gobierno.

Cada 1ro de mayo es un día donde muchos festejamos tener trabajo, pero también tener tareas que desde nuestro ámbito técnico, profesional, de emprendedor, de artista, comunicador, o el que sea que desarrollemos con o sin relación de dependencia, nos ayuda a sentirnos mejor, a sentirnos agradecidos.

Por eso, desde cualquiera de los lugares desde donde desarrollamos nuestras labores, bueno es honrarlo, agradecer tenerlo, y trabajar para qué mayoritariamente todos tengan trabajo y tareas decentes.

Feliz día del trabajo para todos.!

*Carlos Castellano – Director de Repensando San Isidro

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