Los desafíos pendientes de nuestra democracia

Hace 38 años nuestro país salía de una época muy oscura. El 30 de octubre de 1983, después de siete años de dictadura militar, los argentinos volvimos a votar. “Nace la democracia y renacen los argentinos”, dijo Raúl Alfonsín  frente a millones de argentinos que celebraban en el Obelisco.

Hoy, 30 de octubre de 2021, los argentinos necesitamos renacer una vez más. Nuevamente estamos frente a un momento decisivo en nuestra historia. Tenemos la oportunidad de elegir qué rumbo queremos para nuestro país y para nuestras vidas.

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¿Queremos vivir en el país de la improvisación y el parche o en un país con rumbo y mirada de largo plazo? ¿Queremos un país que discute si las escuelas deben estar abiertas o cerradas o un país donde la educación sea un servicio esencial? ¿Queremos hundirnos todavía más en la pobreza o recuperar la cultura del trabajo? ¿Queremos planes para subsistir o trabajo digno para progresar? ¿Queremos cepos, trabas e impuestos asfixiantes que te sacan las ganas de invertir o un Estado que te impulsa a crecer y dar trabajo? ¿Queremos gobernantes que construyen relatos alejados de la realidad y que intentan generarnos miedo para manipularnos o queremos gobernantes que dicen la verdad? ¿Queremos que la dirigencia se crea por encima de los ciudadanos o que tenga claro que todos somos iguales frente a la ley? ¿Queremos vivir en un país que libera presos o queremos vivir en un país libre y seguro?

La democracia nos ofrece la inmensa libertad y responsabilidad de elegir. Y frente a este presente duro y doloroso, esa libertad hoy nos invita a repensar el camino. Como sociedad, en estas elecciones debemos decidir qué tomamos, qué dejamos, qué profundizamos, qué corregimos, qué aprendimos. Este es nuestro momento. En las elecciones legislativas de noviembre nos jugamos nuestro presente  y nuestro futuro.

Muchas veces en nuestra propia historia están las claves para salir adelante. En 1983 recuperamos la democracia gracias a un gran acuerdo nacional. Trabajadores, sindicatos, empresarios, estudiantes, intelectuales, artistas, religiosos, políticos, todos los argentinos acordamos que la democracia sea nuestro sistema de gobierno para nosotros, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros hijos. Juntos elegimos una serie de valores  y una forma de vida.

Hoy nuestros problemas son distintos a los que teníamos en 1983. Tenemos casi la mitad de la población en la pobreza. Tres millones de argentinos buscan y no encuentran  trabajo o necesitan trabajar más horas para llegar a fin de mes.  Somos el país con más desempleo jóven de la región. Tenemos una inflación anual del 52,5%, que se come nuestro esfuerzo, y un millón trescientos mil chicos que dejaron la escuela.

Así como hace 38 años decidimos que la democracia era la forma en que queríamos vivir, hoy los argentinos tenemos la oportunidad de dejar atrás los errores del pasado y ponernos de acuerdo sobre el rumbo que queremos para la Argentina y la Provincia de Buenos Aires.

Necesitamos consensuar un proyecto de país a largo plazo que nos permita salir de la pobreza. Los planes ayudan a subsistir, pero no hay dudas de que la única forma de superar el estancamiento y progresar es con empleo de calidad. Necesitamos un Estado que, en lugar de impedir el crecimiento, impulse a nuestros productores, emprendedores y comerciantes para que quieran invertir y dar trabajo.

Es urgente que los argentinos trabajemos juntos para que la educación sea prioridad. Un país con 54% de chicos pobres no puede darse el lujo de cerrar las escuelas un año y medio y no evaluar el aprendizaje. La educación debe llegar por igual a todos los chicos del país para que, en un mundo cada vez más competitivo y cambiante, terminen la escuela y consigan trabajo.

Los argentinos estamos hartos de la inseguridad. En la Provincia de Buenos Aires hay un delito cada tres minutos. No podemos seguir siendo rehenes de un gobierno que protege a los delincuentes y deja solo a los trabajadores. Merecemos vivir libres y seguros, sin miedo a que nos roben o nos maten.

Los argentinos queremos vivir en un país justo y democrático. Un país donde se respete la ley y se honre la palabra.

En las elecciones de septiembre fuimos millones los que elegimos ese proyecto de país. En noviembre tenemos la oportunidad de dar el paso definitivo y ser muchos más los que, desde el Congreso, luchemos por la Argentina que soñamos desde el regreso de la democracia: una Argentina libre, desarrollada, pujante y democrática.

Por Diego Santilli – Candidato a Diputado por la Provincia de Buenos Aires en Juntos