Los desafíos de la construcción colectiva

Toda carrera electoral comienza mucho antes del cierre de listas. En este caso, el recorrido que llevó adelante el espacio kirchnerista hoy sorprende a muchos pero fue dejando señales que evidentemente no todos supieron/pudieron ver. Y quizás por eso hoy genera algunos enojos ante la sorpresa no tan sorprendente.

El 19 de noviembre de 2018, en el microestadio de Ferro, Cristina Fernández de Kirchner fue la principal oradora de la 8va Conferencia del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), algo así como una contracumbre de la reunión del G20 que se llevaría a cabo en nuestro país unos días después.

Allí, frente a una nutrida concurrencia, la ex Presidenta de la Nación lanzó los lineamientos de su armado político del 2019. Planteó la necesidad de crear un “nuevo frente social y político en el cual se agrupen todos los sectores que son agredidos por las políticas del neoliberalismo”. Remarcó que “debemos acostumbrarnos a no presentarnos como la contra, sino como el espacio político y social que excede la categoría de izquierdas y derechas, para ingresar decididamente en una nueva categoría de pensamiento, y es la de pueblo”.
Por si eso no resultaba lo suficientemente claro, la senadora nacional se metió de lleno con un tema que genera grandes controversias en nuestra sociedad con el objetivo de señalar hacia donde debería ir el armado político: “No debe haber una división entre los que rezan y los que no rezan. En nuestro espacio hay muchos pañuelos verdes pero también hay pañuelos celestes”.
Por supuesto que sus dichos generaron una catarata de posteos en redes sociales analizando en detalle la ley sobre la despenalización del aborto pero fueron los menos lo que entendieron que Cristina hablaba mucho más allá del color de los pañuelos. Su discurso convocaba a la construcción de una nueva mayoría que iba mucho más allá del kirchnerismo de pura cepa.
“Qué genia!”, “Qué estadista!”, “Es un lujo escucharla”, fueron y son algunas de las expresiones de sus fervientes seguidores expresaron y expresan cada vez que Cristina habla. Pasó fin de año, las vacaciones de verano, el comienzo escolar y la situación económica y social del país continuó deteriorándose. El riesgo país se fue de 693 (noviembre 2018) a 826 (junio 2019); el dólar de $38.74 (enero 2019) a $44.50 (19 de junio 2019), la inflación interanual superó el 55% y el desempleo llegó a dos dígitos.
A pesar de esto, no todos los referentes y militantes del campo nacional y popular levantaron las banderas de la unidad que propuso Cristina en Ferro y se pusieron a “trabajar por la Patria”, en términos del propio Perón.
Ustedes dirán es fácil hablar con el diario del lunes. Está bien. De todos modos, enumeremos algunas acciones que ha llevado a cabo la actual senadora nacional a lo largo del último año (además del discurso de CLACSO al que hiciéramos referencia al principio de esta columna). La primera y más significativa fue la de sentarse con Alberto Fernández a principios de 2018 y designarlo como principal operador político. Sí, el jefe de gabinete de Néstor Kirchner, ese que se fue pegando un portazo y que fue invitado por cuanto programa político nacional hubo para criticar a la gestión de la ex Presidenta. Al punto que siendo ella la candidata que más media en las encuestas depuso su candidatura para acompañar la de Alberto Fernández, la más clara señal de unidad en detrimento de sus aspiraciones personales.
Pero no se sentó solo con Alberto F. También recompuso relación con varios dirigentes políticos, sociales y sindicales, entre los cuales podemos mencionar a Felipe Solá, el Chino Navarro, Emilio Pérsico, Hugo Moyano, Victoria Donda, Claudio Lozano y Pino Solanas.
Llegó mayo 2019. La sala Jorge Luis Borges del predio de La Rural estaba repleta, pero no solo de militantes. También estaban sentados allí varios de los que acabamos de nombrar en el párrafo anterior para escuchar a Cristina en el lanzamiento de su libro Sinceramente, un éxito editorial. Incluso, para sorpresa del periodista Eduardo Feimann, también estaba allí el empresario de medios, Daniel Vila.
A lo largo de su presentación, la ex Presidenta nombró en dos oportunidades a un solo hombre. Sí, a Alberto Fernández, quien se terminaría convirtiendo días después en el candidato a presidente de este espacio.
Es cierto que quienes no se dedican a la política no tienen por qué leer esta serie de “señales” que fuimos enumerando pero extraña que tampoco las hayan detectado algunos que dedican su vida a la militancia.
Perón, en las famosas 20 verdades peronistas, establece varias máximas que van de la mano con lo planteado y trabajado por Cristina: defender un solo interés que es del pueblo, todo círculo político es antipopular y por lo tanto antiperonista, una sola clase de hombres (la de los trabajadores), la política como medio para el bien de la Patria, la importancia de la justicia social, la unidad nacional. Y pone como título a esta suerte de reflexión: primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres.
Así lo han entendido a lo largo de estos meses no solo Cristina, sino también la mayoría de hombres y mujeres de origen peronista enemistados con el kirchnerismo, entre ellos el máximo dirigente del Frente Renovador, Sergio Massa.
Bajo el argumento de defender la Patria y de gobernar para el pueblo, se fue construyendo un amplio espacio de unidad en el que se encontraron dirigentes que durante años estuvieron en lugares distintos. Sin embargo hay quienes ponen el carro delante del caballo y se encaprichan con ser candidatos, como una suerte de El Mesías que viene por sí sólo a cambiar el mundo, o bueno, los distritos.
El caso más resonante de la Provincia de Buenos Aires es el del intendente de Tigre, Julio Zamora que pide una interna con el argumento de que él sí viene trabajando la unidad. Pues no fue tan así porque el Frente Renovador es parte de esta unidad que dice defender y es precisamente el que lo llevó a ser jefe comunal en el municipio vecino y es con quienes no tejió ningún acuerdo político.
En favor suyo, Zamora es el único intendente del Frente de Todos que no tendrá la posibilidad de competir en las próximas elecciones. Su relación con Sergio Massa tuvo idas y vueltas. Al intendente de Tigre le han ofrecido ocupar otros espacios pero el jefe comunal se negó y decidió tensar aún más la soga.
¿Qué se resolverá sobre su candidatura?, se definirá el sábado cuando se terminen de cerrar las listas. Hasta tanto los cruces siguen y la instalación de la proscripción de la lista, como las críticas hacia la figura de Malena Galmarini rozan los límites de permitido en estos tiempos en donde la mujer ha trabajado por alcanzar mayor protagonismo (la propia Malena es una referente en ese sentido) y mayor equidad en nuestra sociedad.
Pero el caso de Zamora no es el único que pone en evidencia la necesidad de consagrarse candidato del Frente de Todos por encima de los lineamientos que el propio espacio político sostiene de cara a las próximas elecciones y que genera una suerte de confusión en donde se termina anteponiendo la candidatura personal por sobre los acuerdos nacionales. ¿A quién beneficiará estas presiones? Seguramente no fortalecen al Frente de Todos.
Articulo publicado originalmente en https://www.sanfernandonuestro.com.ar/wp/los-desafios-de-la-construccion-colectiva/
Sabrina García. Periodista. Directora de San Fernando Nuestro. En Twitter @garciasabri

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