Las aguas bajan turbias

Por José Manuel Grima*

Las aguas bajan turbias es (todavía se la puede ver) una película realizada entre los años 1951 y 1952. Su protagonista masculino fue Hugo del Carril y Adriana Benetti la actriz de la cual se enamoraba el personaje que encarnaba ese gran cantante y actor. La trama relata la historia de los trabajadores de la zafra yerbatera en un clima de sobre explotación que se mantiene hasta el día de la fecha. En el año 1944 a instancias del Coronel Juan Domingo Perón, quién dos años más tarde asumiera la Presidencia de la República, se sancionó el Estatuto del Peón Rural que otorgaba una serie de derechos para los trabajadores del campo. La película a que hacemos referencia representaba de manera simultánea una denuncia de la situación de explotación en la que trabajaban los zafreros de los yerbatales y una legitimación del Estatuto del Peón que se orientaba a otorgar derechos para acabar con esa ignominosa situación. Tres años más tarde de la filmación, la oligarquía argentina acompañada por amplios sectores de las clases medias surgidas por las políticas de ampliación de derechos del peronismo bombardeaban la Plaza de Mayo dejando 300 civiles muertos y poco después derrocarían al General Perón para iniciar la dictadura de la Revolución Fusiladora.

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Marx dice en el 18 Brumario que la historia se repite dos veces, primero como tragedia y luego como farsa. Esas categorías no aplican a nuestra Patria y en particular para el Peronismo, para quienes la historia siempre se le presenta como tragedia. Demás está referirse a datos empíricos tan bien conocidos por todos y todas. Sin embargo las formas van mutando a medida que pasan los años. Ya probaron durante muchísimos años hacer desaparecer al peronismo del escenario político argentino y no lo lograron. La secuencia era convencer a las clases medias de que el peronismo era una desgracia, luego derrocarlo usando a las fuerzas armadas, llamar a elecciones y más tarde acabarlo proscribiéndolo o haciendo desaparecer y asesinando a sus mejores cuadros. No tuvieron éxito y se dieron cuenta que no es posible hacerlo por esos medios, por lo tanto decidieron caminar en otra dirección. Ahora van por el arrasamiento del estado de derecho derribando las reglas de juego que le han permitido al peronismo regresar una y otra vez al ejercicio del poder. Se trata de vaciar de contenido a la democracia degradándola, hundiéndola en la anomia, para que el común de la gente asuma que es lo mismo votar que no votar, que los políticos son todos iguales de corruptos, que los peronistas son todos ladrones y que es mejor entregar el manejo del país a empresarios eficientes como Mauricio Macri o peor, a políticos que ejerzan el poder de manera autoritaria (pero ahora legitimados por el voto popular), asesinando opositores para que los grandes sectores concentrados sigan haciendo sus negocios acumulando la riqueza en unas pocas manos.

Están siendo atacadas las reglas de juego de la democracia, está cuestionado el estado de derecho. Cuando se puede ser juzgado y encarcelado por capricho de quien ejerce el poder (Poder real ejercido a través de la guerra judicial), sin pruebas que acrediten culpabilidad y sin derecho a la legitima defensa violando la propia Constitución Nacional la situación es de una gravedad institucional inmensa. No estamos a punto de quedarnos sin un gobierno nacional y popular (cuestión que da para otro escrito) sino de matar a la propia democracia. Avanzamos a paso firme hacia su funeral. Otra vez la historia se repite como tragedia, reiteradamente el Pueblo más humilde paga los platos rotos, en fin, nuevamente las aguas bajan turbias.

* Por José Manuel Grima – Agrupación Sudeste