El exjefe de Gobierno porteño, el exintendente de San Isidro y el exintendente de San Fernando comparten un mismo dilema: salir del poder no significa abandonar la arena política, pero tampoco garantiza un regreso triunfal.
Horacio Rodríguez Larreta oficializó su candidatura a la Legislatura porteña con una frase que rápidamente se viralizó en redes sociales: “Vuelvo porque hay olor a pis”. La frase, salida de algún focus group, busca generar impacto y diferenciarse de la gestión de Jorge Macri, a quien Larreta critica por el estado actual de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, su candidatura fuera del PRO evidencia un problema común en política: el regreso al ruedo después de perder el control del territorio propio.
En San Isidro, Gustavo Posse enfrenta una situación similar. Luego de su derrota en las PASO de 2023, cuando su hija Macarena no logró imponerse a Ramón Lanús, el exintendente evitó los micrófonos durante meses. Ahora, en cambio, vuelve a conceder entrevistas y deja entrever sus intenciones: “Sólo sería candidato por algo vinculado a San Isidro”. Aunque descarta una postulación a senador provincial, no cierra la puerta a una candidatura a concejal. En el municipio, los rumores crecen y la preocupación en el oficialismo también aunque dirigentes cercanos al intendente dicen “nosotros consideramos que Gustavo Posse es el pasado y San Isidro necesita discutir su futuro”.
El antecedente de Osvaldo Amieiro en San Fernando es un ejemplo de cómo los intentos de regreso no siempre son exitosos. Tras perder la intendencia en 2011 frente a Luis Andreotti, intentó usar el Concejo Deliberante como trampolín para recuperar terreno político. Sin embargo, con el tiempo, su peso en la escena local se fue diluyendo hasta quedar fuera del juego.
El síndrome Amieiro acecha a quienes, tras perder el poder, buscan volver. Larreta y Posse intentan demostrar que su historia será distinta. La política dirá si lo logran.