La Vacuna y la Inmoralidad

Como ciudadano común, no puedo dejar de pensar y sentir una inmensa tristeza, una vergüenza ajena, una profunda indignación ante el abuso de poder que llevaron a la renuncia de un ministro por la existencia de un vacunatorio VIP; para aquellos privilegiados que tienen ciertos “contactos”.

Esta injusticia, este escándalo, por supuesto premeditado, preparado y llevado a cabo con total impunidad culminó (o así nos quieren hacer creer), con la excusa de que fue “una confusión involuntaria”. Claramente con alevosía, las vacunas fueron utilizadas como herramienta política para este gobierno, incluso dentro del Ministerio.

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Las vacunas contra el COVID-19 son un bien político que pagamos todos, donde en un doble discurso,  como estamos acostumbrados, nos explicaban su llegada, cuidado, protocolo y cómo iban a ser distribuidas con total lógica; por etapas y prioridad. Debidamente primero según el riesgo, se vacunaría el personal de salud público o privado que son los verdaderos héroes en estos tiempos, luego seguirían nuestros abuelos, esos adultos mayores que hace casi un año que estan encerrados, muchos de ellos sin siquiera poder tener contacto con sus familiares, con toda la incapacidad de todo tipo, que conlleva esa soledad; después sería el turno de aquellos que nos protegen, fuerzas armadas, de seguridad y penitenciaría; recién entonces pasaría la etapa de vacunación para aquellos jóvenes adultos entre 18 y 59 años que están en situación de riesgo según alguna enfermedad crónica (diabetes, enfermedad renal, cardiovasculares, respiratorias).

Finalmente sería el turno del personal docente y trabajadores de instituciones educativas, habitantes de barrios populares, pueblos originarios, personas en situación de calle y privados de su libertad.

Por desgracia al poco tiempo se pudo ver que había más campaña vacunatoria que cantidad de vacunas. Esto hizo que a los funcionarios les importara muy poco el protocolo, el personal esencial o el paciente de riesgo, mucho menos los abuelos que no pueden ni salir a buscar su propio alimento o medicación o las personas de barrios carenciados que ni siquiera cuentan con lo mínimo indispensable para sobrellevar estos tiempos de pandemia.

En medio de lo que declaran “la confusión de una secretaria” quedó al descubierto la inexistente empatía, y la total indiferencia, que nos genera una incertidumbre que exije más que una renuncia.

Es sabido que a los municipios llega una cantidad menor de vacunas, donde discretamente se reparte entre partidarios de un mismo color político, sin importar si son muy jóvenes o sanos, incluso para no generar sospechas, viajan hasta municipios vecinos para recibir sus dosis de vacunas VIP.

Se puede ver la improvisación de esta mala gestión de un gobierno sin rumbo.

Como dije al principio, estos actos de inmoralidad en un marco totalmente ilegal nos deja enojados, cansados, tristes por esa iniquidad y desinterés. Como concejal de Tigre soy conciente de que todos nuestros vecinos (como toda la población) deben ser atendidos con la responsabilidad y la urgencia que merece esta pandemia y es mi deber trabajar para que así sea, porque lo único que debería tener prioridad para cualquier funcionario público, desde su cargo, es la vida, la salud y el bienestar de cada vecino tigrense, como de cada argentino.

Por Marcos Tenaglia – Concejal UCR Juntos por el Cambio Tigre