Una de las consecuencias más importantes de la revolución de Mayo, fue la posibilidad de tener libre comercio y exportar nuestros productos.
Esto era esencial para soñar el nacimiento de un nuevo camino, donde las divisas, producto del trabajo de los habitantes del Río de La Plata, sirviera para forjar el desarrollo local.
Liberarnos del yugo español, para administrar nuestros recursos!.
Hoy, a 211 años de aquella epopeya, debemos honrar a aquellos valientes, promoviendo una “revolución” impositiva, que permita que nuestros productos sean competitivos y atractivos para el mundo, abrir mercados, generar divisas, trabajo y educación de calidad.
Nuestros vecinos de los entonces virreinatos del Río de la Plata y del Alto Perú, lo entendieron, y viven sin inflación y sin tanta asfixia impositiva, equivalente hoy a la de la entonces corona Española.
El desarrollo que soñaron nuestros próceres, el hambre de futuro, hoy está en discusión.
De nosotros depende honrarlos y construir una nueva y gloriosa Nación.
Por Diego Castagnaro – Concejal – Cambia Escobar